La coyuntura actual es incierta. A la aprobación de la reforma al Poder Judicial, que provoca inquietud y malestar, se suman otras propuestas legislativas que están cocinándose en el Congreso. De manera particular, genera preocupación la propuesta del Ejecutivo para desaparecer a los órganos regulad ores coordinados en materia energética: Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) para reincorporar sus funciones a la Administración Pública Federal.
Los nubarrones también tienen que ver con el desempeño económico del país. Recientemente el Banco de México revisó a la baja su perspectiva de crecimiento para la economía nacional. En un ajuste que realizó a finales de agosto, el banco central previó un crecimiento para 2024 de 1.5%, un nivel significativamente por debajo del 2.4% que estimó a inicios del año.
En este complejo contexto, Claudia Sheinbaum dio a conocer a las personas que tomarán las riendas de Petróleos Mexicanos (PEMEX) y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en su Gobierno, por lo que la llegada de Luz Elena González al frente de la Secretaría de Energía (SENER), anunciada apenas en junio, se suman ahora los arribos de Emilia Calleja a CFE y de Víctor Rodríguez Padilla a PEMEX.
La tercia de figuras marcan claras diferencias con respecto al perfil de las personas que ocupan sus respectivos espacios en la Administración que está por concluir. Estas diferencias son las que permiten construir expectativas (moderadas) sobre un viraje (tímido) en el sector energético de México.
En el caso de Luz Elena González, se sabe que además de ser una funcionaria extraordinariamente cercana a la Dra. Sheinbaum, es una economista cuyo perfil técnico le ayudará a tomar decisiones desde una lógica racional y no desde la perspectiva empírica que se utiliza en política, como la que uso Rocío Nahle en los casi 5 años que estuvo al frente de la SENER. Además, González Escobar, a diferencia de Nahle, tendrá una mayor influencia en el proceso de toma de decisiones de las todavía empresas productivas del Estado.
La llegada de Emilia Calleja, por otra parte, marca un hito histórico en la CFE. No sólo por ser la primera mujer que estará al frente de esta empresa, sino también porque con su llegada se reconoce, quizá como nunca antes, la capacidad y el talento de un perfil que construyó su carrera profesional desde los escalafones más elementales de la CFE y que, con base en sus habilidades y aptitudes, llega a la dirección general del principal actor de la industria eléctrica nacional.
A diferencia de Manuel Bartlett, un viejo lobo de mar que avanzó sus decisiones sobre una narrativa de confrontación, la Ing. Calleja tomará las decisiones partiendo de un monitoreo puntual de todos los procesos de operación de la eléctrica nacional.
En lo que respecta a Víctor Rodríguez Padilla, aunque su llegada a PEMEX fue recibida con más cautela, se reconoce que entiende más a la petrolera de lo que la entendía Octavio Romero Oropeza cuando fue nombrado director general en 2018.
Como un hombre de ideas que ha construido comunidad en el sector, se espera que el Dr. Rodríguez Padilla tenga el buen tino y la libertad de estructurar un equipo de trabajo que le permita enfrentar de manera inmediata y eficiente los problemas de la empresa.
Por la crítica realidad de Pemex, se sabe que el nuevo director no la tendrá fácil. Por lo mismo, hará bien en comunicar limitaciones propias y ajenas de suerte tal que nadie construya expectativas falsas que contaminen el proceso de toma de decisiones en la petrolera.
Este equipo de funcionarios energéticos será el responsable de resolver los problemas del sector y de responder a las expectativas (moderadas) que se han construido con su llegada.
En primera instancia, Luz Elena González deberá de otorgar certeza sobre el trato justo y equitativo a todas las empresas que participan en el sector. Emilia Calleja deberá concluir y poner en operación el programa de ampliación del parque de generación de la CFE para garantizar el suministro de energía en el país. Víctor Rodríguez Padilla deberá de dar certeza con respecto al cumplimiento de las obligaciones financieras de PEMEX para poder despejar el camino a otras decisiones relevantes en los negocios de exploración y producción, y de refinación.
Si estos funcionarios logran materializar esto en un tiempo razonablemente corto, no sólo será posible aceptar que han cumplido con las expectativas, sino que permitirá pensar en que su presencia significa una nueva oportunidad para los actores involucrados en el sector energético de México.
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