Ante una crisis energética a nivel mundial, la industria de la vivienda debe también contribuir con acciones en favor del medioambiente. Ante ello, el uso de calefacción o aire acondicionado ha dejado de ser la primera opción en un diseño arquitectónico, el cual puede ser optimizado con el uso de técnicas que permiten economizar energía y, en particular, por las técnicas naturales como el sol o el viento.
De acuerdo con una definición del docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Naoki Solano García, la arquitectura bioclimática “es energéticamente eficiente y satisface las necesidades de confort de manera pasiva en la medida de lo posible. Es una alternativa positiva, ya que la reducción de la demanda de energía necesaria para construirla también se traduce en menores emisiones de carbono a la atmósfera”.
Bajo esta premisa, la revolución de diseño y materiales abren la oportunidad para las edificaciones desde cero y aquellas que ya están construidas y que deseen aprovechar los grandes espacios para la colocación de sistemas fotovoltaicos, por ejemplo.
“Hace 10 o 15 años era costoso, pero más que un gasto es una inversión. Puedes diseñar un sistema de 45 paneles con un costo de 80 mil pesos aproximadamente, pero si se ve como inversión, es como si estuvieras pagando 30 años de energía eléctrica al precio del día de hoy, entonces el retorno de inversión puede ser de dos a tres años, el resto es ganancia”, señala en entrevista Eder Avelar, ingeniero de ventas en la empresa Sices Solar.
Destaca que difícilmente se considera la instalación del sistema desde el inicio de la edificación, encontrando problemas en el diseño, distribución de espacios, o alteraciones en trabajos previos como la impermeabilización de techos.
En ese sentido, Avelar recomienda considerarlo desde la etapa…
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