México ha reconocido la necesidad de mejorar nuestra capacidad de producción, transporte y distribución de gas natural para seguir creciendo de manera sostenible y aprovechar al máximo los beneficios de esta fuente de energía, sin embargo, nos queda mucho trabajo por hacer principalmente en materia de distribución.
De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Gas Natural, en un país con más de 125 millones de habitantes, sólo el nueve por ciento de las residencias en México consumen gas natural para sus servicios básicos. Estos datos demuestran los retos hacia una democratización del acceso al gas natural.
En contra partida, el gas natural es el combustible de mayor importancia para la generación eléctrica en México y la demanda continúa creciendo lo que obliga a que se generen las condiciones de transporte, almacenamiento y distribución en México para su mayor aprovechamiento.
Si bien en México durante las dos últimas décadas se ha incrementado la infraestructura de gas natural, todavía hace falta realizar importantes inversiones para su mejor aprovechamiento, tanto para el desarrollo económico como para la mitigación del calentamiento global.
En el año 2012, México contaba tan sólo con 11 mil 347 kilómetros de gasoductos de transporte, de los cuales nueve mil 118 kilómetros eran operados por Petróleos Mexicanos (PEMEX) y únicamente dos mil 229 km eran operados por privados.
En el 2023 acorde con el Prontuario Estadístico emitido por la Secretaría de Energía (SENER) a junio de este año, existen 19 mil 060 kilómetros de gasoductosde transporte de los cuales ocho mil 385 son de privados y el resto pertenecen al Sistema de Transporte y Almacenamiento Integrado de Gas Natural (SISTRANGAS).
En agosto pasado, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) publicó una recomendación para expandir la infraestructura de gasoductos y así poder capitalizar el fenómeno del nearshoring que se vive globalmente. Ahí menciona que los gasoductos de transporte no son suficientes para atender las necesidades energéticas de todo nuestro territorio, además de poner énfasis en las oportunidades de crecimiento que tiene el sur del país, que pueden impactar de forma positiva para el sector industrial, así como en el desarrollo y la calidad de vida de las personas de esa región.
Durante estos años, la infraestructura ha crecido de forma importante. En 2020, se completó Wahalajara, un sistema de gasoductos que conecta el centro de Waha en el oeste de Texas con Guadalajara y otros centros de población en el centro-oeste de México.
A la par, se puso en servicio el sistema de ductos Villa de Reyes–Aguascalientes–Guadalajara, que se conecta a varios otros ductos en el centro de México y el gasoducto Sierrita, que transporta gas natural desde Arizona hasta la frontera con México.
En 2021, se completó la expansión del proyecto Mier-Monterrey, que entrega gas natural desde el gasoducto de conexión de EE. UU. NET México en el sur de Texas hasta el Hub de Monterrey en el noreste de México; paralelamente el gasoducto Samalayuca-Sásabe, que transporta gas natural desde la Cuenca Pérmica en el oeste de Texas y el este de Nuevo México hasta el noroeste de México también arrancó.
En 2022, dos gasoductos más que entregan gas natural a la región de la ciudad de México entraron en servicio parcial; se espera que el gasoducto Tula-Villa de Reyes comience a funcionar a pleno rendimiento en 2023, y el gasoducto Tuxpan-Tula se espera que comience el servicio completo en 2025.
Aún con toda esta nueva infraestructura, seguimos todavía con el reto de poder cubrir esa última milla que permita que el beneficio del gas natural llegue a más casas, comercios e industrias que vayan desplazando otros combustibles fósiles más contaminantes.
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Actualmente es Vicepresidenta de Asuntos Gubernamentales y Sustenabilidad en ENGIE México.
Cuenta con 23 años de experiencia en la industria energética.