La sostenibilidad es la brújula del siglo XXI, pero la transición energética, su promesa clave, parece una idea en la distancia. En ese sentido, es necesario analizar si estamos realmente avanzando o solo perpetuando un espejismo energético. Por ello, es crucial trazar una ruta de largo plazo y no caer en el engaño de seguir viviendo una acumulación de energías pensando que se trata de una transición verdadera.
Expertas del sector energético mexicano ofrecen una perspectiva cautelosa pero realista, al considerar que la transición energética es un proceso complejo y prolongado, que requiere una visión holística que vaya más allá de los simples cálculos económicos.
Aleida Azamar, doctora en Economía Internacional por la Universidad Complutense de Madrid, manifiesta una profunda preocupación ante la lentitud del progreso a nivel global. “Yo estoy preocupada, o sea, sumamente preocupada”, declara, al destacar que la matriz energética mundial aún depende en un abrumador 84% de combustibles fósiles.
Frente a este panorama, cuestiona la eficacia de una transición apresurada hacia las “nuevas energías supuestamente verdes”, y subraya la necesidad de establecer un debate conceptual claro. Azamar advierte sobre la existencia de “más de 100 conceptos, 100 definiciones de sustentabilidad y alrededor de 12 definiciones de transición energética”, lo que pone en evidencia la falta de consenso global en torno al tema.
“La supuesta transición energética, para mí, no es realmente una transición, porque no hemos dejado de consumir las fuentes anteriores: seguimos utilizando petróleo y gas, además de las renovables. Lo que estamos viviendo es una acumulación energética. Es decir, hay una gran preocupación por obtener más energía sin quedarnos sin ella”, cuestiona la experta.
La discusión trasciende…
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