En las entidades de Oaxaca, Chiapas y Guerrero cuatro de cada 10 hogares en promedio utilizan leña para cocinar, lo que representa un riesgo para la salud y hace necesario invertir en el desarrollo de la zona.
“La falta de infraestructura energética no solo limita las posibilidades de inversión, sino que también se refleja en la calidad de vida de las viviendas”, advierte un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Las partículas finas del humo de leña pueden crear o empeorar los problemas respiratorios o del corazón, accidentes cerebrovascualres, neumopatía obstructiva crónica, cardiopatía isquémica y cáncer de pulmón, según un análisis de la UNAM.
“En el caso de los niños, respirar partículas de aire contaminado dentro de sus hogares causa más del 50 por ciento de las muertes por neumonía en menores de cinco años”, señala.
Al respecto, el IMCO menciona que desarrollar el sur-sureste de México es el pendiente más urgente en términos de bienestar social para la próxima administración.
“A diferencia del norte y Bajío, esta región no ha logrado transitar la ruta de la modernización económica e integrarse a la cadena de producción de América del Norte”, indica.
Esto se debe a múltiples factores, uno de ellos, la falta de infraestructura energética en la región. Esto tiene implicaciones negativas tanto para los hogares, que tienen los mayores niveles de pobreza energética a nivel nacional como para las industrias que no se pueden instalar en la región debido a la falta de acceso a energía competitiva.
Mejorar las condiciones de vida de los hogares del sur-sureste mexicano y hacer la región más atractiva para los inversionistas es una tarea apremiante para aprovechar las oportunidades de industrialización que ofrece la relocalización de las cadenas de valor, añade.
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