Luego de una visita a las instalaciones de la Central Termoeléctrica de Tula, Greenpeace evidenció la contradicción del “Decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad” de Andrés Manuel López Obrador, concluyendo que la producción de energía eléctrica a base de combustóleo provoca daños a la salud y el medio ambiente.
De acuerdo con la organización, el uso del combustóleo como fuente energética, provoca la suspensión de partículas en el aire, dañando la salud de las personas que las respiran; además de que impide la transición energética hacia un modelo sostenible.
A manera de protesta, los integrantes de Greenpeace dejaron mensajes en las columnas de humo y vapores que emanaban de las torres de la refinería y termoeléctrica, en los que cuestionaban si esta forma de energía combate el cambio climático.
“¿Gozar del cielo y aire puro? Aquí inicia el cambio climático, aquí se produce energía sucia, Sener: el combustóleo mata”, detalla el comunicado sobre los mensajes de los activistas.
La visita de los activistas a la central referida ocurrió horas de que un juez concediera la suspensión definitiva al amparo promovido por Greenpeace y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) en contra del acuerdo y política que bloquea la generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables.
“Con esta decisión se garantizan los derechos humanos a la salud, a un medio ambiente sano, a la sustentabilidad y a la legalidad”, dijo la especialista en Derecho Ambiental de Greenpeace México, María Colín.
Por su parte, Anaid Velasco, coordinadora de Investigación del Cemda, indicó que la decisión del juez es congruente con el cuidado y responsabilidad ambiental, ya que la contaminación del aire y los recursos naturales ocasiona daños en la salud de las personas.
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