Por Irais García, en alianza informativa con T21.
Luego de 39 años, la Dirección General de Aeronáutica Civil publicó recientemente en el Diario Oficial de la Federación que culmina la exclusividad de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) para prestar los servicios de almacenamiento, distribución y suministro de turbosina.
Esto permite que competidores como Air BP, Gulf e Hidromex, Shell, Vitol y World Fuel Services, por mencionar algunos, ingresen al sector a través del Fideicomiso de Inversión en Bienes Raíces (Fibra), una vez que la Comisión Reguladora de Energía y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público liberen las tarifas de almacenamiento e into plane.
El objetivo de la apertura representa la mejora en la calidad del servicio, en la cadena de suministro y en los precios, de acuerdo con Rodrigo Pérez-Alonso, Director General de la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero).
La disminución en el costo de la turbosina es el beneficio más relevante, ya que México tiene la turbosina más cara de Latinoamérica, según la Asociación de Transporte Aéreo de América Latina y el Caribe (ALTA); considerando que el precio promedio por metro cúbico en México es de 10 mil 321 pesos, por encima de Europa, donde se vende en nueve mil 900 pesos, y alrededor del mundo promedia en nueve mil 984 pesos, estima Canaero.
El alto costo en México se atribuye principalmente a que, al igual que otros combustibles, se incluyen diferentes impuestos; además de que se importa de Houston cerca del 65% del consumo, que en enero-junio de 2018 ascendió a un promedio de 86.01 miles de barriles diarios según ASA, donde juega un papel importante además la depreciación del peso frente al dólar y el costo logístico.
“El alto costo de la turbosina en México, igual que la gasolina, tiene que ver con el hecho de que incluye muchos impuestos”, menciona Gerardo Rangel Esquivel, Gerente de Gestión Aeronáutica y Administración de Control de Estafeta.
Tomando en cuenta que con un centavo que incremente este combustible, que representa entre el 20 y 30% de los costos operativos de las aerolíneas, se genera un sobrecosto para el sector aéreo mundial de 700 millones de dólares (mdd) al año, 55 mdd en Latinoamérica; y, 12 mdd en México, el impacto se traslada directamente al bolsillo de pasajeros, exportadores e importadores.
“No podemos absorber el alza de la tarifa por turbosina, incluso en mayo hicimos un aumento de tarifa porque no podíamos seguir aguantando costos, aunque siempre tratamos en medida de lo posible que las tarifas no incrementen”, asume José Alfonso Lozano, Director de Asuntos Corporativos de Volaris.
Sin embargo, contar con un costo promedio de turbosina más bajo y, por ende, menores tarifas tanto para pasajeros como carga, no es un triunfo que se prevé en el corto plazo.
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