Pemex no está preparada para los impactos que implica la transición energética, en un entorno en donde su negocio se verá afectado y podría entrar en crisis y arrastrar al país hacia el mismo destino, advirtieron expertos.
“La transición puede agravar la crisis en Pemex y llevar a crisis para México si se continua dando apoyo sin condiciones”, advirtió María Fernanda Ballesteros, experta de NRGI.
Durante el seminario “Pemex y la transición energética: respuestas oportunas a retos crecientes”, la especialista explicó que la transición energética reducirá la presencia de los hidrocarburos en los mercados, lo que impactará a la compañía en el largo plazo.
Se espera que el precio del crudo caiga conforme avanza la transición energética, lo que reduciría los ingresos de Pemex y su capacidad para ejercer nuevas inversiones, metiendo mayor presión a su situación financiera.
“Bajo este escenario el rol neto de Pemex en los pagos del gobierno podría deteriorarse aún más”, afirmó a su vez Andrea Funaro, especialista de NRGI.
Así, la aportación de Pemex a las finanzas públicas podría reducirse desde 18 hasta 3 por ciento.
Además, varios activos petroleros podrían quedar varados financieramente al no contar con suficientes recursos para invertir y desarrollarlos, aunado a que enfrentaría dificultades para acceder a financiamiento con un mayor costo de los créditos.
Dentro de los activos petroleros que podrían quedar varados financieramente hay 24 proyectos, dentro de los cuales se encuentran campos como Zama y Trion, según las especialistas.
“Se debe apostar por un futuro más allá del petróleo e incluir a la transición energética como un eje de la empresas estatales, así como ver a la transición global como un factor externo que debe considerar Pemex y la política energética”, añadió Ballesteros.
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