Enviado, Tampico, Tamaulipas.- El mundo entró a una etapa de fragilidad geopolítica, donde la energía se usa como arma y el reordenamiento global avanza sin árbitros, advirtió Alejandra León, directora adjunta de Geopolítica y Asuntos Internacionales de S&P Global Commodity Insights, durante el Congreso Internacional de Energía Tamaulipas 2025.
León señaló que Estados Unidos pasó de debates culturales a un clima de miedo y represalias, marcado por presiones a jueces, debilitamiento institucional y el uso explícito de la energía para forzar negociaciones.
“Te cortan la energía y puedes matar a muchas personas”, afirmó.
Además, la salida de acuerdos multilaterales y la ausencia de Estados Unidos en foros climáticos han incrementado la volatilidad global.
China, advirtió, es el único actor con capacidad real para desafiar a Washington, gracias a su dominio total sobre el procesamiento y la manufactura de minerales críticos, particularmente tierras raras.
Este control ya ha paralizado industrias enteras en Estados Unidos tras sanciones menores en otros países. La presión estadounidense sobre socios como México, Canadá e India ha deteriorado alianzas clave. En respuesta, los países están diversificando comercio y redefiniendo bloques, aunque el mayor beneficiado vuelve a ser China, con exportaciones récord hacia el sur global.
S&P Global tampoco ve posibilidad de acuerdos de paz en Ucrania ni en Medio Oriente, pues en Ucrania, la población rechaza ceder territorio, y en Medio Oriente, el desarme es inviable.
Además, las sanciones energéticas a Rusia probablemente no se aplicarán al 100% para evitar un repunte en los precios de la gasolina en EU.
Pese a las tensiones, el mercado petrolero atraviesa un periodo de sobreoferta, con precios del Brent que podrían estabilizarse en torno a 60 dólares, presionados por mayor almacenamiento global, más producción en Brasil, Guyana y Canadá, y débil crecimiento de la demanda por la rápida adopción de vehículos eléctricos, sobre todo en China.
En gas, la expansión acelerada del GNL tras la crisis con Rusia llevará también a un superávit global entre 2028 y 2032.
Por otro lado, México es una de las economías más afectadas por la turbulencia global, ya que crecerá menos de 1% este año, la inversión privada sigue contenida, y el sector público carece de margen para impulsar proyectos, además de que el nearshoring avanza lento por falta de claridad estratégica.
“El mundo ya cambió. La pregunta es cómo se adapta cada nación a este nuevo orden”, concluyó.
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