El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) advirtió que el éxito del Plan México, la estrategia de desarrollo regional del gobierno federal, depende de fortalecer la inversión en energía y agua, dos sectores con amplias brechas presupuestales que podrían frenar las metas de crecimiento e infraestructura del país hacia 2030.
El análisis del organismo señala que, aunque el Plan México contempla una inversión total de 277 mil millones de dólares entre 2025 y 2030, el Presupuesto de Egresos 2026 sólo destina 960 mil millones de pesos a inversión física, equivalentes al 2.5% del PIB.
Esto deja un amplio margen que deberá cubrirse con capital privado y esquemas mixtos, si se busca elevar la inversión total al 25% del PIB en 2026, como plantea la administración de Claudia Sheinbaum.
En materia energética, el gobierno federal prevé 427 mil millones de pesos para aumentar en 22 mil megawatts la capacidad de generación eléctrica y 163 mil millones más para modernizar la red de transmisión.
Sin embargo, el IMCO advierte que la CFE enfrenta una reducción real de 16.7% en su presupuesto 2026, lo que genera una brecha de más de 43 mil millones de pesos anuales respecto a lo que se requiere para cumplir el plan.
Por ello, considera indispensable movilizar inversión privada mediante fideicomisos y mecanismos financieros como CFE Fibra E, que podría atraer hasta 14 mil millones de pesos adicionales.
El informe también destaca la urgencia de fortalecer la infraestructura hídrica, ya que los proyectos de agua incluidos en el Plan México suman 186 mil millones de pesos, pero el presupuesto 2026 sólo asigna 20 mil millones a la Conagua.
Aun contando con la inversión privada comprometida en el Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua, persiste un déficit de más de 6 mil millones de pesos.
El organismo alertó que la falta de recursos puede agravar la crisis de sobreexplotación de acuíferos y sequías recurrentes, lo que pone en riesgo la seguridad hídrica nacional.
El IMCO subraya que, sin un flujo constante de inversión y alianzas público-privadas, será imposible sostener el ritmo de obras que requiere el Plan México para detonar el desarrollo regional.
En este sentido, propuso fortalecer la certidumbre jurídica y regulatoria, impulsar mecanismos de financiamiento mixto y crear programas de coinversión local que integren a estados, municipios y empresas en proyectos energéticos, hídricos y de infraestructura.
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