Los autoconsumos de combustibles, un esquema que creció de forma descontrolada en los últimos años en México, enfrentan el reto de renovarse debido a las nuevas obligaciones regulatorias impuestas por el gobierno federal, de acuerdo con un análisis de la firma Kernotek.
Esta situación abre una oportunidad para el sector gasolinero formal, que podría recuperar parte del mercado perdido frente a estos sistemas irregulares.
Aldo Vargas, director de desarrollo tecnológico de Kernotek, explicó que actualmente existen alrededor de 21 mil autoconsumos operando en el país, pero solo 600 cuentan con permisos adecuados de la Comisión Nacional de Energía (CNE).
Esto ha generado una competencia desleal para las 14 mil estaciones de servicio reguladas, sobre todo en el mercado de diésel, afectando sus ingresos de manera considerable.
El auge de los autoconsumos surgió tras la reforma energética de 2013, cuando las empresas comenzaron a instalar sistemas propios para abastecer a sus flotillas a precios más bajos que los ofertados en las gasolineras.
Sin embargo, esta práctica derivó en un problema de evasión fiscal conocido como “huachicol fiscal”, al desconocerse muchas veces la procedencia legal de los combustibles.
Para combatir este fenómeno, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) implementó desde 2021 el Anexo 30, que obliga a registrar y reportar la trazabilidad del combustible desde la producción o importación hasta su venta al consumidor final. A pesar de estos esfuerzos, el sector de autoconsumos había operado en un limbo regulatorio.
Eso cambió este año, pues desde enero de 2025, los autoconsumos con consumos mensuales superiores a 75 mil litros están obligados a implementar sistemas de medición volumétrica, reportar mensualmente al SAT, certificar el cumplimiento mediante unidades de verificación (Anexo 31) y cumplir con normas de calidad (Anexo 32), así como regulaciones de seguridad industrial de la ASEA y de hidrocarburos de la CNE.
El incumplimiento puede tener consecuencias severas, desde multas de hasta 5 millones de pesos hasta la cancelación de permisos fiscales para emitir facturas, e incluso sanciones penales en casos extremos.
“El panorama no es sencillo. Algunas empresas se nos han acercado para implementar la solución y cuando les mencionamos todo el proceso a llevar para el correcto funcionamiento, están evaluando desistir”, explicó Vargas.
El escenario plantea una posible migración de flotillas y grandes consumidores de regreso a las estaciones de servicio reguladas. Esto representa una oportunidad de mercado para el sector gasolinero, que puede fortalecer su oferta mediante sistemas de gestión de flotillas, monederos electrónicos, facturación eficiente y tecnologías como RFID, QR o NFC para el control de carga y la identificación de unidades y choferes.
Empresas como Kernotek ofrecen incluso la posibilidad de manejar descuentos diferenciados por volumen, respetando la normatividad vigente, lo que podría hacer más competitivas a las estaciones de servicio frente a los autoconsumos.
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