La Secretaría de Energía (SENER) culpó a la pandemia por Covid-19 y a los litigios por el incumplimiento de las metas de energía limpia, cuyos resultados han estado por debajo de los umbrales fijados en la ley.
“Entre las causas identificadas por la SENER, que impidieron el cumplimiento de los porcentajes planeados en la meta, se encuentran principalmente el impacto negativo de la emergencia sanitaria por causa de la epidemia generada por el virus SARS-CoV-2”, señala la dependencia en un documento publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
“El diferimiento de la fecha de entrada en operación de proyectos de generación privados y públicos; así como las distintas suspensiones judiciales a instrumentos de planeación que garantizarían una incorporación segura de centrales de generación intermitentes, entre otros”, abunda.
Desde 2018 la participación de las energías limpias en la matriz de generación eléctrica nacional está por debajo de las metas, por ejemplo, en ese año la ley marcaba 25 por ciento y se llegó al 22.5 por ciento.
En 2022, el último dato disponible por la SENER, las energías limpias llegaron al 31.2 por ciento, pero la meta señalaba un total de 32 por ciento.
“En relación al grado de cumplimiento de la meta de generación de electricidad con energías limpias a mediano plazo, las acciones alineadas con la Estrategia han propiciado un crecimiento en esta, acercando a la meta del 35 por ciento de participación para 2024”, destaca la dependencia.
Por otro lado, afirma que error importante en el diseño de la Ley de Transición Energética, es que definió una métrica indicativa para la meta de eficiencia energética, a diferencia de la generación con energías limpias.
Sin embargo, desde la publicación de la Estrategia de la SENER se explicó que existen 3 tipos de metas nacionales de eficiencia energética que suelen usar los países: intensidad energética primaria, intensidad de consumo final y consumo evitado por sector.
En este sentido, y considerando las buenas prácticas internacionales y lo establecido en la LTE, la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEE) propuso a la SENER fijar la meta de eficiencia energética en términos de intensidad de consumo final.
La intensidad de consumo final es un indicador de eficiencia energética que mide el progreso de ésta a través de la relación del consumo final de la energía respecto al PIB del país en términos constantes.
La Estrategia de 2020 planteó como meta de eficiencia energética en el mediano plazo, una reducción de la intensidad de consumo final a una tasa promedio anual de 2.2 por ciento hasta el 2035, esto basado en el aprovechamiento de los potenciales factibles de ahorro de energía identificados por la CONUEE en los distintos sectores de consumo final de energía del país.
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