En 2026 el consumo de carbón a nivel global tocará su punto de inflexión para comenzar a registrar un descenso paulatino, ante el avance de las energías renovables en diferentes partes del mundo, señala un reporte de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
“La demanda mundial de carbón caerá 2.3 por ciento en 2026 con respecto a los niveles de 2023, incluso en ausencia de gobiernos que anuncien y apliquen políticas energéticas y climáticas más limpias”, detalla el informe.
Es la primera vez que el informe prevé un descenso del consumo mundial de carbón durante su periodo de previsión.
El descenso previsto se verá impulsado por la oleada de capacidad de energía renovable que entrará en funcionamiento, sobre todo en China, que actualmente representa más de la mitad de la demanda mundial de carbón.
“Esto podría marcar un punto de inflexión histórico. El carbón es actualmente la mayor fuente de energía para la generación de electricidad, la siderurgia y la producción de cemento, pero también la mayor fuente de emisiones de carbono procedentes de la actividad humana”, destaca.
Sin embargo, se prevé que el consumo mundial se mantenga muy por encima de los 8 mil millones de toneladas anuales hasta 2026, según el informe.
Para reducir las emisiones a un ritmo coherente con los objetivos del Acuerdo de París, el uso de carbón sin reducir debería disminuir a un ritmo mucho más rápido, destaca el organismo internacional.
La demanda mundial de carbón aumentó un 1.4 por ciento el año pasado, superando los 8 mil 500 millones de toneladas.
Sin embargo, el aumento general ocultaba grandes diferencias entre regiones, ya que el consumo en 2023 parecía descender bruscamente en la mayoría de las economías avanzadas, con un descenso de alrededor del 20 por ciento tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos.
Mientras tanto, la demanda en las economías emergentes y en desarrollo se mantuvo fuerte: aumentó un 8 por ciento en la India y un 5 por ciento en China debido a la creciente demanda de electricidad y a la débil producción hidroeléctrica.
“Siguen siendo necesarios mayores esfuerzos para movilizar financiación que permita a las economías emergentes y en desarrollo acelerar el despliegue de energías limpias”, añadió la AIE.
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