La contaminación del aire provocada por el sector energético provoca hasta 6 millones de muertes al año, detalla un informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
“El sector energético es también la principal causa del aire contaminado que más del 90 por ciento de la población mundial se ve obligada a respirar, lo que está relacionado con más de 6 millones de muertes prematuras al año”, destaca el organismo.
Explica que las tendencias positivas en la mejora del acceso a la electricidad y a la cocina limpia se han ralentizado o incluso invertido en algunos países.
No obstante, indica que en este complejo contexto, la aparición de una nueva economía de energías limpias, liderada por la energía solar fotovoltaica y los vehículos eléctricos (VE), permite albergar esperanzas sobre el camino a seguir.
“La inversión en energías limpias ha aumentado un 40 por ciento desde 2020. El impulso para reducir las emisiones es una razón clave, pero no la única”, explica.
El organismo estima que en 2023 se añadirán más de 500 gigavatios (GW) de capacidad de generación de energías renovables, un nuevo récord.
Se gastan más de mil millones de dólares al día en el despliegue de la energía solar. La capacidad de fabricación de los componentes clave de un sistema de energía limpia, incluidos los módulos solares fotovoltaicos y las baterías para vehículos eléctricos, está creciendo rápidamente.
Este impulso es la razón por la que la Agencia concluyó recientemente, en su hoja de ruta actualizada Net Zero, que es muy difícil, pero sigue abierta, una vía para limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados.
“Limitarse a recortar el gasto en petróleo y gas no encaminará al mundo hacia el escenario de las cero emisiones; la clave para una transición ordenada es aumentar la inversión en todos los aspectos de un sistema energético limpio”, afirma.
Indica que el desarrollo de un sistema energético limpio y su efecto sobre las emisiones puede reforzarse con políticas que faciliten la salida de activos ineficientes y contaminantes, como las centrales de carbón envejecidas, o que restrinjan la entrada de otros nuevos en el sistema.
“Pero el reto urgente es aumentar el ritmo de los nuevos proyectos de energía limpia, especialmente en muchas economías emergentes y en desarrollo fuera de China, donde la inversión en transiciones energéticas debe aumentar más de cinco veces de aquí a 2030 para alcanzar los niveles requeridos en el escenario de las cero emisiones”, añade.
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