El regreso del partido demócrata al control del Congreso estadounidense podría confrontar la política de desregulación energética que Donald Trump ha seguido durante los últimos dos años, la cual ha sacado al país del Acuerdo de París y se ha mostrado renuente a imponer límites en emisiones de carbono producidas por petróleo, gas y carbón, consideraron analistas.
Los demócratas necesitaban ganar 22 distritos controlados por el partido republicano al principio del pasado martes. Importantes victorias en West Virginia y Pennsylvania (estados que habían votado republicano en las elecciones anteriores) fueron la punta de lanza que les permitió terminar la jornada con una proyección de al menos 222 asientos, y el control de la cámara.
A pesar de obtener la mayoría del Congreso, los más grandes esfuerzos legislativos del partido demócrata podrían verse estancados, pues los republicanos consiguieron una cómoda mayoría en el senado, por lo que podrían votar contra iniciativas de ley provenientes de la cámara baja.
Ronald A. Klain, columnista de política pública del Washington Post, consideró que los demócratas deberían evitar “acusar” a Donald Trump durante los primeros cien días de esta legislatura, y en vez deberían enfocarse en objetivos como infraestructura, donde consideró a las energías limpias como un tema prioritario.
Los hidrocarburos tuvieron resultados mixtos en las boletas. Por una parte el estado de Washington votó en contra de un impuesto al carbono y el estado de Colorado rechazó mayores limitaciones al fracking en propiedades privadas. Sin embargo, California votó en contra de echar para atrás el impuesto a la gasolina que entró en vigor el 1 de Noviembre, mientras que Florida asestó el golpe más duro al sector, al prohibir la exploración y extracción de petróleo y gas natural en aguas propiedad del estado.
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