El Congreso de Estados Unidos pidió a la Presidenta Claudia Sheinbaum tomar medidas para limitar la entrada y ensamblaje de autos chinos en México, tanto por seguridad nacional como por respeto a las reglas comerciales de la región.
En una carta diversos congresistas explican que Estados Unidos ha impuesto aranceles a los automóviles chinos y señala que empresas como BYD anunciaron planes para construir plantas de ensamblaje en México, con el objetivo de eludir estos aranceles bajo el argumento de que son producidos en México.
Por ello pidieron Sheinbaum que no otorgue incentivos federales de desarrollo económico, como incentivos fiscales y reducción de costos de servicios públicos y terrenos, a empresas vinculadas al Partido Comunista Chino.
“Esto debería incluir a asociaciones empresariales con empresas afiliadas al Partido Comunista Chino, como empresas conjuntas con entidades mexicanas”, indica la carta firmada el 30 de septiembre de este año.
También solicitaron establecer un proceso de revisión de la seguridad nacional para abordar los riesgos que plantea la fabricación o venta de vehículos construidos por empresas chinas para el pueblo de México, su seguridad nacional y la seguridad regional de los países de América del Norte y de la Organización de Estados Americanos.
Los congresistas pidieron enviar una delegación para que se reúna con funcionarios del Departamento de Comercio de Estados Unidos, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, el Consejo Económico Nacional y el Consejo de Seguridad Nacional a principios de 2025 para discutir cómo nuestras naciones pueden trabajar juntas para abordar estos riesgos.
Los legisladores argumentan que los vehículos chinos están equipados con sofisticados sensores, potentes ordenadores y capacidades de conexión en red que permiten recopilar, almacenar y transmitir grandes cantidades de datos sobre sus ocupantes y su entorno. Esto incluye cartografía en 3D, vídeo en directo y geolocalización de personas.
“Los fabricantes chinos de automóviles han hecho importantes incursiones en el mercado mexicano, triplicando con creces su cuota de mercado desde el inicio de esta década, y los datos de esa flota de vehículos son accesibles al Partido Comunista Chino”, destacan.
“Este crecimiento ha generado la preocupación del Congreso, y creemos que estas empresas chinas, que reciben enormes subvenciones estatales, están tratando de utilizar México como base para entrar en el mercado de Estados Unidos”, advierten.
“Creemos que este conjunto de datos, bajo el control del Partido Comunista Chino, es una amenaza para la seguridad nacional. Estos vehículos pueden recopilar datos privados y personales de individuos, reunir inteligencia valiosa para un adversario potencial como China, e incluso pueden lanzar ataques cibernéticos contra sistemas de infraestructura crítica”, abundan.
De hecho, la propia China reconoce las capacidades sensibles de los vehículos conectados y ha tomado medidas para restringir la operación de vehículos extranjeros en China en consecuencia, añaden los congresista estadounidenses.
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