La crisis de proveedores que enfrenta Petróleos Mexicanos (PEMEX) no es nueva, pero es quizá la más aguda en la historia reciente de la empresa estatal. Al tercer trimestre del año pasado, arrastraba más de 400 mil millones de pesos.
A pesar de que la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum se comprometió a comenzar a pagar en diciembre pasado, empresarios de la región donde opera la petrolera afirman que no se ha cubierto ni el 10% de todo lo que se les debe, manteniendo en vilo a los cientos de proveedores de todos los niveles de la cadena.
Algunas consecuencias a las que las tanto personas tanto físicas como morales se enfrentan son:
- Impacto en flujo de efectivo
El impacto más evidente es que al no pagar PEMEX a tiempo, las empresas experimentan dificultades para cumplir compromisos financieros, como el pago a empleados, proveedores, servicios o créditos. Esto genera intereses y multas.
- Afectación a la cadena de suministro
Existen muchas empresas que brindan servicios tercerizados y estos negocios pueden depender de clientes con contratos directos con PEMEX. Si ellos enfrentan problemas financieros, el impacto natural es la reducción de emisión de adquisiciones o retrasar sus pagos hacia otros proveedores de servicios, afectando la estabilidad económica indirectamente de todo un sector y una cadena de suministro.
- Pérdida de confianza o reputación
Las demoras de PEMEX han obligado a incumplir compromisos con otros clientes o socios, afectando la credibilidad y reputación de muchas empresas.
- Falta de inversión o crecimiento
La incertidumbre por la falta de pagos afecta directamente en la capacidad de invertir en proyectos, adquirir nuevos clientes o expandir los alcances de las empresas.
- Aumento del estrés y desgaste personal
Enfrentar problemas de liquidez y buscar alternativas para mantener operaciones generan altos niveles de estrés y desgaste emocional, especialmente si no se percibe una solución inmediata.
Empresarialmente, ¿Qué hacer?
Es complejo tomar decisiones que sumen a favor, cuando se tiene tanto en contra, sin embargo, estas podrían ser algunas acciones de entrada:
- Priorizar gastos y obligaciones
Clasificar deudas. Identificar cuáles tienen las tasas de interés más altas o implican mayores consecuencias si no se cubren (como nóminas o servicios básicos).
Reducir gastos no esenciales. Evaluar qué costos pueden ser eliminados o pospuestos mientras se estabiliza la situación.
Negociar deudas. Hablar con acreedores para buscar plazos más largos, congelación de intereses o pagos mínimos. En muchos casos, (y si no tienen también al agua al cuello) están dispuestos a llegar a acuerdos.
- Explorar opciones de financiamiento de emergencia
Factoring o descuento de facturas. Algunas instituciones compran cuentas por cobrar (como las de PEMEX) a cambio de un porcentaje. No es ideal, pero da liquidez inmediata.
- Préstamos a tasa baja. Buscar programas gubernamentales o líneas de crédito específicas para empresas afectadas en el sector.
- Diversificar ingresos Si es posible, encuentra formas de generar ingresos adicionales en el corto plazo.
- Proyectos paralelos. Ofrecer servicios o productos que puedan ser desarrollados con los recursos que ya existen.
- Red de contactos. Explorar colaboraciones con clientes o socios actuales que puedan pagar más rápido por trabajos o productos concretos.
- Cuidado de la salud mental y emocional
Estas situaciones pueden ser abrumadoras en todos los niveles, ya sea si se es accionista, directivo, empleado, proveedor, etcétera, cuidar la mente y la salud en general es clave para avanzar en el camino y tomar decisiones claras y objetivas.
Me atrevo a asegurar que el 80% de los empresarios que están esperando pagos y en situación de deuda, duermen poco y nunca liberan la mente del o los problemas que se tienen enfrente. Aunque parezca absurdo, imposible y que no aporta a nada, intentar tomar momentos breves para desconectar, liberar el estrés y recuperar energía son esenciales.
Los desafíos de PEMEX ilustran la complejidad de manejar una deuda gigantesca en un entorno financiero y operativo altamente exigente. El futuro de tu empresa dependerá de la capacidad para equilibrar sus obligaciones, restaurar la confianza con sus socios y mantener su papel fundamental en la economía nacional.