Petróleos Mexicanos (PEMEX) concretó la firma de los 11 primeros contratos mixtos bajo el nuevo modelo regulatorio que le permite realizar alianzas con la industria privada, conservando la titularidad y el control de las áreas petroleras, señala el Primer Informe de Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum.
“Se lanzó una licitación para proyectos mixtos con privados para reactivar 400 pozos cerrados, con el objetivo de incorporar 13 mil barriles diarios”, detalla el informe.
“A la fecha, se ha concretado la firma de los primeros 11 contratos mixtos, como parte de una etapa inicial. Actualmente, PEMEX avanza en el proceso de formalización de un segundo grupo de asignaciones bajo este mismo esquema, cuyo cierre está previsto antes de finalizar el año”, abunda el documento sin especificar qué empresas privadas firmaron los contratos.
La reforma al sector energético de octubre de 2024 y la armonización de las leyes del sector del 18 de marzo de 2025 abrió la puerta a un nuevo esquema contractual que permite la participación de la iniciativa privada en las operaciones de PEMEX.
A diferencia de la reforma energética de 2013 que permitía rondas petroleras, los contratos mixtos establecen que PEMEX retiene la titularidad de las asignaciones, pero se apoya en la capacidad técnica y financiera de privados para tareas de inversión, operación y mantenimiento.
Este modelo responde a la necesidad de incrementar la producción de hidrocarburos sin que el Estado pierda control sobre las áreas estratégicas, en un contexto donde PEMEX enfrenta elevados niveles de endeudamiento y limitaciones presupuestales para sostener el ritmo de exploración y explotación.
La apuesta gubernamental busca, al mismo tiempo, mantener la rectoría estatal sobre los recursos energéticos y atraer capital privado que permita reactivar campos maduros y pozos inactivos, principalmente en áreas terrestres y de aguas someras.
Aunque el informe no detalla las empresas que firmaron los primeros contratos, analistas del sector consideran que podrían tratarse de compañías nacionales con experiencia en servicios petroleros, así como de jugadores internacionales interesados en un esquema de menor riesgo que el de los contratos de exploración y extracción de la reforma pasada.
El éxito de este modelo dependerá de su capacidad para atraer inversión suficiente, incrementar la producción en el corto plazo y, al mismo tiempo, mantener la confianza de que PEMEX conserva el control sobre las operaciones.
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