El proyecto de reglamento de la Ley de Hidrocarburos, que está a próximo a publicarse, podría traer graves consecuencias al sector de la industria química si no se revisan a fondo sus implicaciones.
Este jueves, en conferencia de prensa, José Carlos Pons, presidente de la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ) manifestó su profunda preocupación al tiempo de abrir un diálogo con las autoridades federales para encontrar un ‘justo medio’ que permita equilibrar la nueva regulación con la competitividad de la industria.
En primera instancia destacó que el reglamento busca regular más de 2 mil 300 fracciones arancelarias, lo que afectaría a cerca de 10 mil productos químicos.
“La ANIQ reconoce la necesidad de una regulación, pero el marco debe basarse en fundamentos técnicos y científicos, y en condiciones similares a las de nuestros socios comerciales. Nuestra propuesta es que el reglamento se limite a regular las principales materias primas petroquímicas—metano, etano, propano, butanos y naftas—, pues de no ser así, miles de productos químicos serían tratados como combustibles, cuando en realidad somos proveedores de materias primas”, subrayó Pons.
Lo anterior, dijo, no solo frenaría las inversiones en proyectos estratégicos a futuro, sino que también tendría una afectación relevante sobre la competitividad de las operaciones actuales, afectando la producción y poniendo en riesgo los objetivos del Plan México.
El impacto económico de esta medida podría poner en riesgo el 2% del PIB que representa la industria química. En síntesis, la asociación propone una regulación más enfocada en la ciencia que evite categorizar como combustibles a productos que no lo son, como gases o sólidos.
A nivel internacional, la ANIQ señaló que la implementación de nuevos permisos para la importación y exportación de productos petroquímicos choca con la iniciativa de la Administración Federal de Estados Unidos, que ha solicitado a México facilitar el comercio y reducir las barreras regulatorias en un plazo de 90 días.
Estas nuevas medidas, argumenta la ANIQ, van en contra de la intención norteamericana de reducir o eliminar las prácticas monopólicas que afectan la competencia en el mercado nacional.
“La industria química quiere y puede ser motor de desarrollo para México, pero necesitamos condiciones claras, un marco regulatorio competitivo y reglas de comercio justas”, destacó el presidente de la Asociación.
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