Con motivo del 8 de marzo, conmemoración del día de la mujer, quiero compartir algunas reflexiones en torno al rol que ha desempeñado la mujer dentro de nuestra sociedad como profesionista, y, del mío en particular.
La mujer ha estado en una lucha constante por tomar un lugar de liderazgo dentro del mundo empresarial, de los negocios y gubernamental. En nuestra sociedad, la mujer ha desempeñado un rol fundamentalmente tradicional, quedándose en casa para encargarse de la educación de sus hijos, dejando de lado su desempeño profesional con independencia de los estudios o de la preparación con la que cuente.
Afortunadamente, hoy en día el lugar de las mujeres en la sociedad, y particularmente dentro del ámbito laboral ha evolucionado a través del desempeño de muchas de ellas, evidenciando las ventajas de que participen como líderes en diferentes ámbitos como el empresarial, deportivo, político, entre otros.
Ejemplo claro de esta evolución en nuestro país lo constituye el contar con una Presidenta, quien está rompiendo paradigmas y estereotipos, teniendo bajo sus hombros una doble responsabilidad, el desempeñar su papel ante un entorno de incertidumbre global, y hacerlo bajo estándares de excelencia bajo el escrutinio doble de la opinión pública por ser mujer.
En este contexto, el sector energético no es la excepción, y en los últimos años hemos visto mujeres excepcionales que se han desempeñado desde estudiantes de alguna carrera STEM, técnicas en cuartos de control o en instalaciones eléctricas, ingenieras, químicas, físicas, abogadas especializadas, gerentes, diputadas, senadoras, hasta secretarias de energía.
El camino no ha sido fácil, desde mi experiencia como abogada especializada en temas energéticos y de sostenibilidad, me he visto ante el reto de romper paradigmas vinculados a mi género y profesión en un mundo predominantemente masculino y técnico.
Específicamente, en las distintas encomiendas que tuve, desde mi participación en la entonces Comisión Reguladora de Energía, en donde empecé invitada a participar en temas de cambio climático, me fui empapando del sector, entendiendo conceptos tan básicos como MW, MWh, generación, capacidad, potencia, despacho eléctrico entre otros; hasta verme inmersa en un mundo por demás técnico pero fascinante, llegando a ser candidata a Comisionada en dicha Institución.
Recuerdo haber entrado y sentirme cuestionada no sólo por mis compañeros ingenieros, sino por mí misma, hasta el punto de tener que pasar días y noches enteras estudiando para poder, no sólo entender los temas que me encomendaban, sino destacar en un área como el área de electricidad de dicha Comisión, creciendo paulatinamente con el apoyo de mi ex-jefe el Dr. Peraza, a quien siempre le estaré agradecida por la oportunidad de abrirme las puertas de este mundo, y de mis compañeros y colegas quienes me permitieron desempeñarme asumiendo el puesto de Directora General de Energías Limpias en un momento determinante para el crecimiento del sector como lo fue el de la Reforma Energética de 2014, en donde tuve la oportunidad de desarrollar la regulación y el Sistema de Gestión de Certificados de Energías Limpias y Cumplimiento de Obligaciones de Energías Limpias.
Posteriormente, formé parte de una de las empresas eléctricas más importantes del mundo, Iberdrola, en donde pude entender el funcionamiento de una transnacional desde adentro para poder conocer, no sólo los aspectos regulatorios que estaban bajo mi responsabilidad, sino entender el ADN de una empresa de talla internacional generadora y comercializadora de energía en un momento tan difícil como lo fue el sexenio del Presidente López Obrador en su primera etapa, cuando la pandemia se hizo presente.
Las enseñanzas que tuve fueron invaluables a nivel profesional, de trabajo de equipo, y de liderazgo marcando un crecimiento en mi persona y trayectoria, permitiéndome retomar mi experiencia en temas de sostenibilidad dada mi formación como abogada con un máster en política y gestión ambiental.
Actualmente, heme aquí, volviendo a casa, al despacho que me vio crecer como abogada y que 15 años después me recibe nuevamente, Santamarina y Steta, quien me ha brindado la oportunidad de ejercer la abogacía en materia energética y de sostenibilidad bajo una perspectiva que yo considero integral y holística, dadas las oportunidades y experiencias que me permiten desarrollarme en este sector, apoyando a clientes de diferentes sectores, en el ámbito público, privado, a nivel nacional e internacional.
Todo ello, con la firme convicción de que las mujeres podemos aportar significativamente no solo a este sector, sino al mundo en general y lograr, en igualdad de condiciones posicionarnos como líderes abriendo brecha para las próximas generaciones en un entorno sostenible en donde cada hombre y mujer se revalorice por sus capacidades y aportaciones.