México mantiene una fuerte dependencia del gas natural como fuente principal de generación eléctrica, lo que pone en riesgo la seguridad energética y frena la transición hacia fuentes limpias, advirtió el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
De acuerdo con su más reciente análisis, entre enero y septiembre de 2025, el 61% de la generación eléctrica nacional (165 TWh) provino de centrales de ciclo combinado alimentadas por gas natural, mientras que solo el 23% (63 TWh) correspondió a fuentes limpias, muy por debajo de la meta del 45% establecida en el Plan Nacional de Desarrollo para 2030.
El IMCO señala que esta concentración en el gas natural representa un desafío estructural para reducir costos y acelerar la transición energética, de esta forma se incrementa la vulnerabilidad del país ante la volatilidad de precios internacionales y los cuellos de suministro transfronterizos.
En materia de planeación, la nueva política eléctrica proyecta añadir 76 gigawatts (GW) de capacidad de generación al año 2039, de los cuales el 54% estará bajo control estatal.
Entre 2025 y 2030, se prevé incorporar 28 GW adicionales, 17 provenientes del sector público y 11 del privado. Sin embargo, advierte el instituto, la posibilidad de cumplir esas metas dependerá de la capacidad de ejecución del Estado frente a las restricciones presupuestales.
El Plan de Fortalecimiento y Expansión del Sistema Eléctrico Nacional (PFESEN) 2025–2030 contempla 427.6 mil millones de pesos en inversiones para nuevas centrales, incluidas instalaciones termosolares en Baja California Sur por 1.6 mil millones de pesos.
En esa región, el precio marginal local fue 284% mayor al promedio de los otros sistemas eléctricos (SIN y BCA), lo que refleja las limitaciones de infraestructura y los altos costos de operación aislada.
Pese a estos planes, el presupuesto asignado para 2026 es de solo 20.7 mil millones de pesos, una cifra muy inferior a los 71.3 mil millones de pesos estimados por el PFESEN, lo que deja una brecha de 50.6 mil millones de pesos. Para el IMCO, este déficit presupuestal representa uno de los mayores retos del país para ampliar su capacidad de generación.
Ante este panorama, el instituto subraya la necesidad de impulsar esquemas de coinversión público-privada que permitan financiar nuevas centrales eléctricas, diversificar la matriz energética y cumplir los compromisos de transición.
“Aumentar y diversificar la generación de energía es clave para garantizar el suministro eléctrico, reducir costos y acelerar la transición”, concluye el informe.
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