El mercado petrolero mundial reaccionó con una fuerte alza en los precios del crudo tras el más reciente enfrentamiento militar entre Israel e Irán, con un incremento de hasta 13%.
Analistas califican el conflicto como la mayor escalada geopolítica en Oriente Medio desde la guerra de 2022 en Ucrania.
El Brent llegó a cotizar hasta en 78.50 dólares por barril, lo que representó un incremento intradía de más del 13%, mientras que el crudo WTI superó los 72.60 dólares, subiendo un 6.7% en las primeras horas de operación tras conocerse el ataque israelí a instalaciones estratégicas iraníes .
La respuesta inmediata de Irán, mediante el despliegue de drones sobre objetivos israelíes y amenazas sobre el Estrecho de Hormuz, paso por el que transita aproximadamente un tercio del petróleo comercializado por mar, generó un aumento abrupto en la prima de riesgo de los energéticos .
“Por lo pronto no afectará a México en el precio de las gasolinas, pero sí puede afectar a otros países, generando más inflación. Hay que esperar, si Irán contraataca, y cuánto dura el combate”, opinó Ramsés Pech, analista de Caraiva y Asociados.
“Un cierre parcial del Estrecho podría llevar al Brent a niveles de 100 o incluso 130 dólares por barril”, advirtió a su vez J.P. Morgan en un análisis.
Además estimó que una interrupción sostenida en el flujo petrolero desde el Golfo podría empujar el mercado a su punto más volátil desde la pandemia .
El alza en los precios del petróleo amenaza con revertir los avances inflacionarios en Europa, Estados Unidos y América Latina. En Estados Unidos se estima un aumento de entre 12 y 15 centavos de dólar por litro de gasolina, lo que impactaría directamente a los costos logísticos y de transporte en la temporada de mayor movilidad del año.
Aunque la OPEP+ cuenta con capacidad ociosa cercana a 3 millones de barriles diarios, analistas advierten que una respuesta no sería inmediata ni suficiente ante un cierre completo del tránsito marítimo en la región. Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos podrían aumentar producción, pero no a la velocidad requerida para estabilizar el mercado en una crisis aguda.
El conflicto entre Israel e Irán no solo altera el equilibrio geopolítico de Medio Oriente, sino que también confirma la fragilidad estructural del sistema energético global. La dependencia del crudo proveniente del Golfo, sumada a la falta de diversificación logística, mantiene a los mercados expuestos a cualquier chispa militar.
La escalada entre Israel e Irán ha desatado un nuevo episodio de volatilidad extrema en los precios del petróleo, con consecuencias inmediatas para la economía global. Mientras los gobiernos activan protocolos de emergencia y los mercados ajustan expectativas, el sector energético vuelve a estar en el centro del tablero geopolítico mundial.
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