La degradación en la nota crediticia de Pemex por parte de la calificadora Fitch Ratings, deja al descubierto los retos que enfrenta la compañía, como el estancamiento en su producción o su debilidad financiera, señala un análisis de Ramsé Gutierrez, experto de Frankin Templeton.
“Los desafíos para Pemex están más vigentes que nunca”, indicó el especialista; entre estos retos está el compromiso con políticas ambientales, sociales y de gobernanza, que pueden desembocar en más accidentes en sus instalaciones.
Otro aspecto relevante es el estancamiento de su producción y carga impositiva que dificultan su viabilidad de negocio a largo plazo, y el castigo que los mercados ejercen sobre el costo de su deuda que no parecen descontar la garantía implícita gubernamental.
Recordó que Fitch volvió a reducir la calificación crediticia de Pemex, esta vez a una calificación de B+ (línea roja), una calificación considerada de grado especulativo, pues se interpreta como que su situación financiera varía notablemente.
“No obstante, Fitch no es el primero en darle esta calificación, sino que iguala la calificación que Moody’s ya le había otorgado en escala homogénea”, explicó.
“Muy distinta es la calificación de S&P de BBB que se mantiene dentro de las calificaciones altas o de grado de inversión. Esto derivado de su metodología que considera un respaldo implícito del gobierno federal, lo cual es más cierto con la administración actual”, añadió.
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