Tras la aprobación en el Senado de la República, la Cámara de Diputados está en la antesala de una decisión que podría reconfigurar el paisaje energético del país, con un paquete de Leyes Secundarias que plantean un giro: la creación de un nuevo regulador en energía, una puerta más abierta a la inversión privada en hidrocarburos y electricidad, y, al mismo tiempo, la reafirmación de Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como colosos inamovibles en el mercado.
Este constante vaivén entre lo nuevo y lo establecido plantea una pregunta crucial: ¿Está México preparado para reinventar su modelo energético, o simplemente está repitiendo los mismos errores del pasado? El futuro del sector está en juego, y las respuestas aún están por escribirse.
El nuevo marco legal pone fin a la Reforma Energética de 2013 y propone cambios profundos al contemplar la creación de la Ley de la Empresa Pública del Estado para Petróleos Mexicanos, la Ley de la Empresa Pública del Estado para la Comisión Federal de Electricidad, así como la Ley de Planeación y Transición Energética, la Ley del Sector Eléctrico, la Ley del Sector de Hidrocarburos y la Ley de la Comisión Nacional de Energía.
“Gracias a estas modificaciones podremos contar nuevamente con instrumentos de planeación seguros y vinculantes de mediano y de largo plazo para coordinar e impulsar y regular el desarrollo del sector y también la transición energética”, aseguró Luz Elena González Escobar, titular de la Secretaría de Energía (SENER), durante la presentación de las reformas a finales de enero.
Entre las propuestas se contempla que…
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