El robo de combustible o ‘huachicol’ en la red de ductos de Pemex se resiste a desaparecer pese a que, desde su llegada, la autodenominada Cuarta Transformación ha enfocado sus esfuerzos por tratar de erradicarlo.
De acuerdo con datos de Petróleos Mexicanos (Pemex), entre enero y agosto del presente año, el número de picaduras identificadas a nivel nacional por la petrolera nacional fue de 6,714, apenas 0.3% inferior a la cifra de 6,739 alcanzada en el mismo periodo pero de 2020.
Si bien, el total de tomas clandestinas reportado al cierre del tercer trimestre no se compara con los números de 2018 y 2019, por 10,099 y 9,574 correspondientemente, el robo de combustibles sigue siendo una constante que ha empezado a recuperar terreno en algunas entidades del país.
Tan solo este año, estados como Baja California, Hidalgo, México o Michoacán, han incrementado el número de tomas clandestinas frente a lo que reportaron en 2020, tal y como se aprecia en la siguiente tabla.
En contraste, acciones federales y estatales han contribuido para disminuir este delito en estados como Puebla, Querétaro, Veracruz o Guanajuato donde las cifras, incluso, han bajado hasta en un 50% y en otros, la diferencia es mínima como se puede observar.
Durante el octavo mes del año, el estado de Hidalgo se posicionó como el más golpeado por el ‘huachicol’ tras sufrir 417 ataques, 22 menos que en 2020; a este le sigue el Estado de México con 157 picaduras siendo que un año atrás éste registró solo 73 en el mismo mes.
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