Con ‘bombos y platillos’, Pemex anunció este lunes su intención por adquirir la participación de Shell, equivalente al 50.005 por ciento, del complejo refinador Deer Park en Houston, Texas en el que ambas compañías son socias desde 1993.
Para el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, la intención por ser el dueño absoluto de dicha refinería representa un avance hacía la autosuficiencia en materia de combustibles pues de pasar de seis refinerías, la administración cerraría con ocho complejos contemplando la que se construye en Paraíso, Tabasco.
Sin embargo, la operación que está aún por concretarse y está en proceso de análisis por la compañía anglo-holandesa pudiera significar un negocio peligroso para México y Pemex en sí, consideraron analistas consultados por Energy21.
“Hay un ofrecimiento no requerido y no aceptado (todavía) por la petrolera internacional. Shell no tiene intención de deshacerse pero por cortesía corporativa debe analizar la propuesta de su socio. Desde el punto de vista legal, financiero e incluso operativo, la compra significa una operación de alto riesgo que no se va a concretar, porque al final, se necesita de esta armonización legal que Shell sabe de antemano que Pemex no va cumplir”, comentó en entrevista Santiago Arroyo, CEO de Ursus Energy.
Adicionalmente, subrayó que de aceptar la oferta, Shell sólo vendería su participación en la refinería quedándose con la operación de Shell Chemical L.P, ubicada junto al complejo refinador.
“Con ello, Shell se queda con la parte más valiosa en el negocio de la cadena de valor del petróleo; asimismo, le permite hacerse de liquidez y seguir con su política de cero emisiones”, añadió Santiago.
Arroyo recordó que transacción anunciada está en proceso ya que se espera que sea hasta el cierre del cuarto trimestre de 2021 cuando concluya, de acuerdo con lo dicho por Pemex y Shell.
En ese sentido Ramsés Pech, especialista en energía y economía añadió que Pemex estará sujeto a la normativa del país vecino, ya que las inversiones estarán sujetas a la regulación del mercado e incluso, la regulación de los trabajadores debe cumplir con lo estipulado en las leyes para operar de manera correcta.
Desde su punto de vista, el número de contratos con proveedores de crudo y los volúmenes de venta en el mercado interno de Estados Unidos, son algunas de las principales implicaciones en la negociación que se llevará a cabo entre ambas compañías.
“La planta de la refinería tiene ciertos contratos con proveedores que le venden crudo, aparte no sabemos cuánto de ese volumen está vendiendo en el mercado interno de Estados Unidos y si hay algún contrato de largo plazo, esas son las principales implicaciones que se van a observar en la negociación”, externó.
Riesgo por monopolio
En la visión de Santiago Arroyo otro peligro que se suma a la lista de riesgos que contrae esta negociación es a nivel internacional en materia de comercialización pues Pemex tendría monopolio desde la extracción, refinación, exportación y puntos de venta.
“Va a causar una serie de conflictos de carácter comercial y legal de Pemex el Estado mexicano frente a los tribunales comerciales y arbitrales en Estados Unidos (…) habrá un potencial conflicto comercial por monopolio”, adelantó.
Con información de @Da_Loredo y @josemartin_mx
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