Los recientes lineamientos propuestos por la Secretaría de Energía (Sener) con respecto a la reducción de plazos en los permisos de importación y exportación de combustibles han sumado estrés a la logística de combustibles del país que desde años clama nueva infraestructura de almacenamiento o de transporte.
Desde la rentabilidad de los proyectos, la eliminación de permisos de 20 años para importar y exportar combustibles promovida por la titular de la Sener, Rocío Nahle, torna aún más complicado el panorama.
Durante el webcast “Panorama del mercado de combustibles en México”, Celeste Rebora, directora de Terminal del Centro de México recordó que los permisos de importación están sujetos a que los importadores tengan inversiones en infraestructura tanto de almacenamiento o de transporte, además de que antes se podía tener un permiso de 20 años y el más grande es ya de cinco años.
“Cómo haces bancable un proyecto de infraestructura tan caro, como es una terminal, si no tienes posibilidad de qué los importadores y comercializadores tengan un permiso más largo que cinco años”, cuestionó Rebora.
En su análisis, Edgar Martínez Chavero, director comercial de Corporativo UNNE señaló que la decisión de Sener provoca aún más incertidumbre en el sector al tratarse de inversiones millonarias.
“Con un corto plazo no se pueden capitalizar y menos en hacerse de recursos para ir generando la infraestructura que el país necesita”, refirió.
Desde su lupa, la afectación afecta desde los pequeños hasta los grandes importadores.
“El anuncio por parte del Gobierno, en nuestra opinión, son comunicados que generan incertidumbre, no le dan tranquilidad al país y van deteniendo esto, más aún cuando el combustible importado se requiere indispensablemente porque hoy de manera natural México no lo refina”, expresó.
Para Vanesa Viola, Vicepresidenta Senior para América Latina de Argus, los volúmenes (en el corto plazo) no sufrirán cambios significativos ya que el país seguirá demandando gasolina y diésel importados; a la par, en Estados Unidos, especialmente en la región del Golfo seguirá habiendo un excedente de producto.
“El gran cambio va a ser en la variedad de proveedores (…) obviamente esto impactaría la competencia, y hay que recordar que menos competencia afecta la posibilidad de los consumidores de acceder a más opciones de suministro y con mejores precios posibles”, dijo.
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