El sureste de México enfrenta un desafío clave en términos de competitividad y desarrollo económico: mejorar su acceso al gas natural. Esta región, que incluye estados como Campeche, Tabasco, Veracruz, Chiapas y Puebla, cuenta con grandes reservas de gas natural y alberga numerosos centros procesadores, pero irónicamente sufre de una limitada infraestructura de transporte y distribución, lo que obstaculiza su capacidad para aprovechar plenamente este recurso. La falta de acceso al gas natural no solo restringe la generación de electricidad en zonas con alta demanda, sino que también impide el crecimiento de industrias intensivas en energía, como la petroquímica y la manufactura, que podrían beneficiarse enormemente de una fuente energética confiable.
Ante esta necesidad, se han lanzado diversos proyectos estratégicos que tienen el potencial de transformar la dinámica energética y económica del sureste. Entre los más relevantes, destacan los nuevos gasoductos en desarrollo que conectarán zonas de producción en Tabasco y Campeche con puntos estratégicos en la región. Este incremento en la infraestructura de transporte permitirá no solo una mayor disponibilidad de gas natural, sino también la posibilidad de abastecer a los nuevos centros industriales y parques logísticos que se prevé impulsar en estados como Yucatán y Quintana Roo, que también albergarán nuevas plantas de generación de ciclo combinado de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Estas plantas sumarán más de 2 mil 500 MW de capacidad en la región, incrementando en un 56.7% la capacidad instalada solo en la península de Yucatán, lo cual será vital para reducir los altos precios de electricidad que afectan actualmente a la zona y mejorar su competitividad.
Además, el desarrollo del Corredor Interoceánico, un ambicioso proyecto de infraestructura federal que busca conectar el Golfo de México con el Océano Pacífico a través del Istmo de Tehuantepec, se espera que potencie el sureste como un hub logístico de comercio internacional. Este corredor permitirá conectar de forma más eficiente los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, promoviendo la atracción de inversión extranjera y la creación de empleo en la región. La combinación de un mayor acceso a gas natural y el desarrollo del corredor proporcionará al sureste una ventaja competitiva única en el contexto de la relocalización de cadenas de suministro (nearshoring), especialmente para industrias que requieren energía abundante y a precios competitivos.
El gas natural, además de ser un insumo clave para la industria como lo mencionamos anteriormente, reducirá los costos de generación eléctrica al desplazar tecnologías más costosas y contaminantes, como las termoeléctricas de combustibles fósiles y las plantas carboeléctricas. También permitirá una sinergia con las energías renovables, como la eólica y solar, al ofrecer una fuente de energía estable para complementar la intermitencia de estas tecnologías. En última instancia, una mayor infraestructura de gas natural no solo reducirá la pobreza energética del sureste, sino que sentará las bases para un desarrollo económico más inclusivo, fomentando la creación de empleo de calidad y mejorando el nivel de vida de millones de personas.