Ante la incertidumbre por la política comercial de Estados Unidos, y las señales de debilitamiento en la economía mexicana, algunas automotrices como Ford ya preparan posibles recortes en gastos que afectarían a proveedores de servicios.
Fuentes cercanas nos comentan que Ford ya afila las tijeras para partidas destinadas a ciertos proveedores, o como les llaman internamente de “servicios comprados”, para aplicar un recorte de al menos 20% en los gastos destinados a este segmento.
Se trata de servicios de outsourcing para desarrollo de software, mantenimiento, testing, consultoría, ingeniería y otros rubros. Entre las empresas que podrían verse afectadas estarían P3, Hinduja y Alten, por mencionar algunas.
Es una situación muy desafortunada, ya que estos prestadores de servicios dependen de los grandes clientes como Ford para su subsistencia, además de que cuentan con personal muy especializado y altamente calificado a quienes debe pagar sueldos competitivos, por lo que sus costos operativos son muy elevados.
Además, los empleados de Ford están nerviosos, pues entre los pasillos se habla de que esta sería la primer oleada de recortes en gastos y que, en caso de empeorar la situación, podría venir otra oleada que ya incluiría a la nómina en México.
Donald Trump está ejerciendo presión sobre las automotrices estadounidenses, amenazando con la aplicación de aranceles, a pesar de que el T-MEC les da un régimen especial para agilizar el intercambio comercial en la región de Norteamérica.
El mandatario, que se caracteriza por poner contra las cuerdas a sus contrapartes en las negociaciones, quiere obligar a las automotrices a que trasladen sus operaciones a Estados Unidos, para generar empleos e impulsar la economía interna.
El sector automotriz es de los más sensibles a cualquier cambio en la dinámica del intercambio comercial, ya que tiene cadenas de valor y suministro muy optimizadas para su operación en el mercado mexicano, por lo que trasladarlas a Estados Unidos implicaría una reconfiguración en sus modelos de negocios, y costos elevados que podrían poner en jaque sus finanzas.
La propia Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), que representa a la mayoría de las armadoras, advirtió que la imposición del 25% de aranceles a la importación de vehículos hacia Estados Unidos, no fabricados en aquel país, atenta contra la integración regional de los países que forman el T-MEC.
Y es que el nerviosismo es generalizado, pues la AMIA señaló que la entrada en vigor de dichos aranceles el próximo 2 de abril impactará en el empleo y las inversiones de los tres países.
“Los aranceles afectan directamente a los consumidores estadounidenses, así como las inversiones y los empleos en los tres países”, advirtió la organización.
Es posible que en los próximos meses veamos que las armadoras tomen decisiones drásticas para sortear la turbulencia. Es de llamar la atención que Trump, siendo un hombre de negocios, no entienda que sus decisiones como mandatario podrían provocar una debacle en las automotrices estadounidenses.
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