El reciente anuncio de la salida de Iberdrola en el mercado mexicano parece responder más a una reorientación estratégica de su modelo de negocio global que a los desafíos regulatorios específicos del país, esto de acuerdo con recientes declaraciones de Gerardo Pérez Guerra, presidente de la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE).
La información disponible sugiere que Iberdrola está buscando enfocar sus inversiones hacia el sector de redes, específicamente en transmisión y distribución, un ámbito donde la participación privada está limitada por la Constitución Mexicana, que reserva la operación de la red eléctrica exclusivamente al Estado, en este caso a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“En México no hay potencial para eso. O sea, la Constitución Mexicana siempre ha sido muy clara en que toda la explotación de la red de transmisión y distribución de todo el país es exclusiva del Estado. Ahí sí no hay forma hasta el día de hoy de que se haya podido hablar o cambiar de esa situación, o que se vea una posibilidad”, explicó el presidente de la AMDEE.
Aunque reconoció que los últimos 6 años de incertidumbre regulatoria y temas de certidumbre jurídica pudieron haber tenido algún efecto en la decisión de Iberdrola, Pérez Guerra enfatizó que la razón principal es un giro de negocio hacia mercados donde la participación privada en redes.
“Probablemente es una decisión de negocios nada más, no creo que tenga que ver con los temas regulatorios… pero creo que la mayor decisión de ellos es un tema de negocios, de enfocarse a un mercado diferente”, afirmó.
Como prueba de que los activos de Iberdrola siguen siendo atractivos, Pérez Guerra mencionó el interés de Cox, una empresa que, según reportes recientes, ya ha solicitó un crédito de 4 mil millones de dólares para presentar una oferta formal por los proyectos de la compañía española.
“Entonces, entrará un jugador y saldrá otro”, concluyó.