El gas natural es un combustible de gran importancia a nivel nacional ya que es un insumo clave para el sector industrial, así como de generación eléctrica. Es un combustible considerado limpio en comparación con el carbón y otros petrolíferos. En México, el gas natural es utilizado por el sector eléctrico incrementando año con año su demanda. Además, el gas natural es el combustible más utilizado por el sector industrial –cerca del 60%- en nuestro país como materia prima o para procesos de manufactura. Sin embargo, y a pesar de los bloques adjudicados por la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), México ha disminuido su producción por lo que las importaciones han incrementado considerablemente.
La mayor parte de las importaciones en nuestro país son procedentes de los Estados Unidos. Según datos de la EIA, Estados Unidos exporta a México el 13% de su comercio energético principalmente en productos petrolíferos. El 93% de la importación del gas natural en nuestro país de los Estados Unidos proviene de ductos; las importaciones totales de nuestro país vecino promedian 5.5 millones de pies cúbicos por día (Bcf/d) (ver gráfica, fuente EIA). La falta de infraestructura en México es uno de los factores claves de las importaciones, así como de la distribución del mismo.
Cabe mencionar que nuestro país cuenta con grandes yacimientos de gas sobre todo en los estados del norte en donde llega la cuenca de Burgos que forma parte de la continuación del yacimiento de Eagle Ford en los Estados Unidos. Sin embargo, la extracción del mismo no ha sido aprovechada como lo fue en el país vecino en gran parte debido a que los recursos se encuentran en áreas no convencionales.
En los Estados Unidos la producción de petróleo y gas se ha triplicado durante la última década gracias a la controversial técnica del fracking. De acuerdo con el Instituto Americano del Petróleo, más del 95% de los nuevos pozos utilizan perforación hidráulica que extrae dos tercios de la producción de gas natural en el 2018.
Es muy importante hacer un análisis de las implicaciones en la industria energética en México con Joe Biden como presidente estadounidense. Joe Biden ha mencionado en varias ocasiones su interés de fortalecer las energías limpias. Inclusive mencionó buscar cero emisiones para el año 2025 hecho que muy difícilmente podría lograrse sin una estrategia político económica ya que, para tener emisiones nulas, expertos mencionan que eso implica dejar de usar combustibles fósiles y carbón. Además, mencionó su posición negativa dirigida al fracking, al decir que prohibiría dicha forma de extracción en tierras federales.
El fracking o perforación hidráulica es una técnica para la extracción de petróleo y gas en pozos cementados que son estimulados por medio de la inyección de lodos que contienen químicos y agua en alta presión para impulsar la salida del petróleo y gas. Se utilizan explosivos debajo de la tierra en este procedimiento para liberar el petróleo y gas previo a la inyección de lodos. Esta técnica es muy efectiva para la extracción de hidrocarburos no convencionales cuya localización y tipo de yacimiento no pueden ser explotados con tecnologías de extracción convencionales.
El fracking logró que los Estados Unidos se convirtiera en una potencia energética independiente que incluso exporta a otros países; sin embargo, ambientalistas argumentan que dicha técnica contamina el agua, aire y produce gases de efecto invernadero lo cual afecta el calentamiento global. Es por eso que Biden teniendo en su agenda la importancia ambiental, podría penalizar el uso de dicha técnica de perforación. Si eso ocurre, la oferta del combustible disminuiría incrementando así los precios lo cual afectaría directamente al sector industrial y eléctrico de nuestro país, así como a las cadenas productivas nacionales con posible inflación dado al incremento de precios en tan importante insumo.
Los Estados Unidos puede abastecer su agenda de generación de energías limpias con sus finanzas públicas, el poder financiero que cuenta el sector privado y la certidumbre del marco legal de dicho país. Por lo que, si deciden reemplazar su política energética hacia fortalecer la sustentabilidad, el impacto económico contaría con una balanza de sustento. Este no es el caso de México, si el país vecino disminuye la producción petrolera, nosotros no contamos con suficiente infraestructura e inversión para balancear el impacto económico por medio de energías limpias. Si eso llegara a suceder, nuestra economía tendría un impacto negativo.
Es por ello importante impulsar la producción nacional para no tener tanta dependencia de importar combustibles, así como generar inversiones para implementar proyectos de energías limpias en los estados que cuentan con los recursos naturales para aprovecharlos.
Definitivamente debemos prestar atención a la política pública energética de los Estados Unidos ya que su resultado impactará no solo la dirección de la energía en México, sino que también de nuestra economía en el corto y largo plazo.
Norma Canales
La autora es experta en temas de energía e inversiones internacionales. Economista Financiera de la Universidad de Wisconsin-Madison. Licencias Financieras USA FINRA 6,66 & 65, notario público de Nueva York y especialización en Banca de Inversión del Investment Banking Institute of New York. También es Managing Partner de ANCA Corp.
contacto: hello@ancacorp.com
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