¡No somos machos, pero somos muchos! Es una de las frases que se me quedó grabada desde hace 8 años cuando asistí por primera vez a una marcha LGBTQIA+ en la Ciudad de México.
Las autoridades capitalinas reportaron una participación aproximada de 175 mil personas en la marcha de 2017. Aunque esa cifra me parecía increíble —pues venía de un entorno muy reducido para la comunidad—, yo aún sentía que no éramos tantos.
Sin embargo, con el paso del tiempo y el acceso a más información, mi perspectiva cambió. Al corte de 2021, la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) del INEGI reportó que el 5.1% de la población de 15 años o más se identifica con una orientación sexual o identidad de género LGBTQIA+. Es decir, 5 millones de personas en México pertenecemos a este colectivo.
Además, según datos de HRC Equidad MX 2025, 305 grandes empresas han demostrado su compromiso con la equidad y la inclusión, y emplean actualmente a 1.4 millones de personas que se identifican como parte de la comunidad LGBTQIA+.
El estudio ofrece una radiografía de 39 sectores productivos, donde se destaca una baja participación en industrias clave. Por ejemplo, solo 6 empresas del sector de energía y servicios públicos participaron en el análisis, y apenas 2 en el sector de petróleo y gas.
En el primero, se identificaron 5 mil 48 personas LGBTQIA+ colaborando, lo que representa el 0.36% del total del ranking. En el segundo, mil 433 personas, equivalentes al 0.10% del listado.
Al cierre del tercer trimestre de 2024, el sector eléctrico reportó 195 mil trabajadores, mientras que la industria petrolera contaba con 125 mil empleados, sumando un total aproximado de 320 mil personas laborando en ambas industrias. De ellas, la población LGBTQIA+ representa apenas el 2.2% o 6 mil 481 trabajadores, si se suman los datos de HRC Equidad MX 2025.
Es importante considerar que, en muchos casos, las personas tienden a ocultar su orientación sexual o identidad de género por temor al rechazo.
En una charla con amigas, amigos y amigues (sí, en lenguaje inclusivo), reflexionábamos sobre nuestros procesos de aceptación, la salida del clóset, la construcción de nuestra identidad y cómo nos mostramos ante los demás, especialmente en nuevos entornos. Varias personas compartieron que habían “salido del clóset” más de una vez, pues con cada nuevo círculo social surgía nuevamente el miedo a la discriminación.
Y aunque cada junio muchas marcas cambian los colores de su imagen para mostrar apoyo durante el mes del orgullo, el verdadero respaldo va más allá de los logotipos arcoíris. A la comunidad LGBTQIA+ no la impulsan los gestos simbólicos de temporada, sino las acciones concretas y sostenidas: políticas de inclusión real, representación en puestos de liderazgo, espacios seguros para trabajar y vivir con autenticidad.
Lo mismo sucede con otras fechas “visibles”, como marzo o mayo, cuando las mujeres o las madres se vuelven el centro de campañas por unos días, pero luego se les relega el resto del año. La lucha por los derechos, la inclusión y la dignidad no debería tener fecha de caducidad.
No somos un tema de temporada: Existimos porque formamos parte del sistema, pero no somos visibles.
Este 2025, la Ciudad de México se alista para la 47a edición de la Marcha LGBTQIA+. Aunque nuestro camino aún es largo y seguimos siendo una minoría, es gratificante formar parte de un movimiento que lucha para que las futuras generaciones puedan desarrollarse profesionalmente en entornos que garanticen el respeto y la protección de sus derechos humanos.
¡Existimos porque resistimos! Happy Pride!