En esta década las energías renovables mantendrán su nivel acelerado de crecimiento y se espera que para 2030 aporten el 50 por ciento de la energía a nivel global, revela un reporte de la firma Mckinsey.
“Se espera que las energías renovables continúen su rápido crecimiento, impulsadas en parte por su competitividad en costos: En muchas regiones ya son la opción más barata para la generación de electricidad incremental de nueva construcción”, indica el documento Global Energy Perspective 2023.
Es previsible que las fuentes de energía renovables proporcionen entre el 45 por ciento y el 50 por ciento de la generación mundial en 2030, y entre el 65 por ciento y el 85 por ciento en 2050.
“En todos los escenarios, la energía solar es la que más aporta, seguida de la eólica”, destaca la consultora internacional.
Explica que el aumento de las energías renovables podría reducir las emisiones derivadas de la generación de electricidad entre un 17 por ciento y un 71 por ciento para 2050 en comparación con los niveles actuales, a pesar de que la demanda se duplique o incluso se triplique.
“Sin embargo, la expansión de las energías renovables se enfrenta a dificultades, desde problemas en la cadena de suministro hasta la lentitud de los permisos y las implicaciones para la construcción de la red”, advierte.
La adopción de tecnologías nucleares y de captura, la utilización y almacenamiento de carbono podrían reducir la carga de la expansión de las energías renovables, pero dependerá del panorama político y de la evolución futura de los costos.
Se espera que el carbón se elimine gradualmente, por lo que es probable que aumente la generación de electricidad a partir de centrales de gas preparadas para el hidrógeno, que contribuyen a la estabilidad de la red.
“Para cumplir los importantes compromisos climáticos asumidos a escala mundial, se necesitan cambios sustanciales en todos los sectores y zonas geográficas. Incluso los escenarios de transición más modestos requieren que se superen múltiples cuellos de botella”, indica.
Entre ellos se encuentran la disponibilidad de suelo, las infraestructuras energéticas, la capacidad de fabricación, la asequibilidad para los consumidores, la voluntad de inversión y la disponibilidad de materiales.
La adopción del hidrógeno verde se enfrenta a grandes retos, principalmente debido a las necesidades de infraestructuras y a las elevadas inversiones necesarias para lograr un despliegue a gran escala, añade.
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