Manuel Bartlett Díaz, director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) garantizó la rentabilidad de la empresa productiva a su cargo, inclusive la catalogó como la empresa más poderosa del país y con los mejores resultados en la Bolsa Mexicana de Valores.
“No es una empresa en decadencia aunque con la Reforma Energética se buscó limitarla para así ir perdiendo su posición”, señaló en el marco de su comparecencia ante legisladores de la Cámara de Diputados este martes.
En su mensaje, afirmó que la CFE fue usada como trampolín para ceder el mercado los intereses privados y que obligó a la eléctrica nacional a comprar electricidad, a subsidiar y contratar en contra de sus intereses.
“La Reforma Energética son disposiciones legales, reglamentos, prácticas viciadas y toda una ideología de mercado destinada a hacer de la empresa más importante del país un actor irrelevante y declinante”, señaló.
Como ejemplo, Bartlett Díaz habló de las subastas eléctricas, mecanismo que en sus palabras, sirvió para dar espacio a los privados utilizando a CFE Suministro Básico como comprador, garantizando la colocación de sus productos, obteniendo financiamiento y pagando sus plantas
“En las 3 subastas anteriores, CFE quedó obligada a comprar 20 millones de certificados (CEL), casi todos a las centrales privadas”, añadió.
En ese mismo tenor, el directivo señaló que CFE estaba obligada prácticamente a regalar el servicio de transmisión, cuya prestación es responsabilidad del Estado.
“En 10 años estas tarifas sólo se habían incrementado en 2 centavos en baja y media tensión, y 4 centavos en alta tensión. Era necesario reconocer los costos reales, eliminando un virtual subsidio a los titulares de Contratos provenientes de una ley ya abrogada”, explicó.
Bartlett Díaz aprovechó el espacio para evidenciar una campaña de ataques por parte de una élite por exfuncionarios públicos, centros de pensamiento, grupos de abogados y jueces trabajando por imponer el derecho corporativo, empresarios, representantes de corporaciones transnacionales, la academia e intelectuales orgánicos asociados con diversos grupos de interés cuyo propósito es despreciar las acciones de rescate de la CFE.
“Estos supuestos ciudadanos imparciales responden a los intereses del pasado, son antiguos consejeros de la Comisión Reguladora de Energía, viejos subsecretarios de energía, o pseudoexpertos que hace unos cuantos años promovían la reforma energética y por ende, el desmantelamiento de la empresa pública”, afirmó el directivo.
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