
México se encuentra cada vez más cerca de aprovechar el uso de los biocombustibles como parte de su política pública para reducir emisiones contaminantes y fortalecer su independencia energética. En la actual administración, el Gobierno federal ha sentado las bases jurídicas que permitirán desarrollar una política pública sólida para la producción, almacenamiento, distribución y comercialización de bioetanol, biodiésel y combustibles sostenibles de aviación (SAF).
Sin embargo, la oportunidad no radica únicamente en crear un marco normativo, sino en acelerar su aplicación práctica. Desde Biomovilidad.org, creemos que el camino más inmediato y viable para aprovechar los beneficios de los biocombustibles en el transporte es impulsar las mezclas de gasolina con etanol en un porcentaje del 10%, conocido como E10. Esta medida puede generar impactos positivos en 3 dimensiones esenciales: económica, social y ambiental.
Beneficios económicos: gasolina más eficiente y menos costosa. De acuerdo con estudios y datos presentados en Biomovilidad.org, la incorporación de bioetanol como oxigenante natural en las gasolinas reduce el costo de formulación, al reemplazar aditivos sintéticos más caros y contaminantes, como el MTBE. En mercados internacionales, el bioetanol ha demostrado ser consistentemente más económico —en promedio entre 0.60 pesos y 2.50 pesos por litro menos que el MTBE y gasolina reformulada—, lo que representa un ahorro directo en la mezcla final.
En términos macroeconómicos, el uso de E10 permitiría disminuir la dependencia de importaciones de gasolina, fortaleciendo la seguridad energética del país y creando una cadena de valor nacional que integra al sector agrícola, industrial y energético.
Beneficios sociales: impulso a una nueva agroindustria en el país. El bioetanol en México puede provenir principalmente de la caña de azúcar y el sorgo dulce, cultivos que tienen amplia presencia en regiones rurales y que pueden aprovechar excedentes sin competir con la producción alimentaria. Esto representa la oportunidad de crear una nueva agroindustria del bioetanol, con potencial de generar empleo rural, dinamizar economías locales y fomentar prácticas agrícolas más sostenibles.
Además, el bioetanol promueve la reutilización de residuos agrícolas y de biomasa, reduciendo desperdicios y fortaleciendo una economía circular en el campo. El desarrollo de plantas de bioetanol, centros de almacenamiento y transporte asociado puede convertirse en un motor de desarrollo regional, especialmente en zonas cañeras del sureste del país.
Beneficios medioambientales: reducción inmediata de emisiones La ventaja ecológica del E10 es tangible y verificable. Según diversos estudios, una mezcla con 10% de etanol reduce entre 3% y 5% las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) respecto a la gasolina pura, además de disminuir compuestos tóxicos y partículas finas que afectan la calidad del aire urbano. El bioetanol, al ser un compuesto oxigenado, mejora la combustión interna del motor, reduciendo monóxido de carbono y otros contaminantes asociados a enfermedades respiratorias.
Por su origen vegetal, el bioetanol tiene una huella de carbono más baja, ya que el CO₂ emitido durante su combustión fue previamente capturado por los cultivos durante su crecimiento. Así, su uso contribuye a una reducción neta de gases de efecto invernadero, alineándose con los compromisos internacionales de México en materia de cambio climático.
Retos para avanzar en la adopción del E10
A pesar de los beneficios, alcanzar una transición efectiva hacia el uso de mezclas E10 requiere superar 3 retos clave:
- Proyectos agroindustriales viables: consolidar cadenas productivas sostenibles que garanticen el abasto de etanol sin afectar la producción alimentaria, priorizando la eficiencia agrícola y el aprovechamiento residuos orgánicos y de excedentes de producción como en el caso de la caña de azúcar y sorgo.
- Actualización normativa: modificar la NOM-016-CRE para permitir el uso generalizado de mezclas E10 en el país, eliminando restricciones actuales que limitan su distribución en ciertas regiones.
- Ejecutar un programa piloto en el Sistema Nacional de Refinación (SNR): realizar un estudio técnico-económico en alguna de las refinerías del SNR para cuantificar costos y beneficios en la formulación de gasolinas con E10.
El estudio de perfil técnico-económico tiene el objetivo de estimar el precio de venta de la mezcla de gasolina de origen fósil con etanol en alguna de las refinerías del Sistema Nacional de Refinación a partir de la cuantificación de costos y beneficios por implementación de proyecto de inversión.
Para que esta transición sea posible, es necesario otorgar certidumbre al sector cañero y a los productores de sorgo, mediante políticas claras de compra, incentivos fiscales y programas de fomento al bioetanol. También es esencial que Petróleos Mexicanos (PEMEX) participe activamente en la formulación de las mezclas de gasolina con bioetanol en las Terminales de Almacenamiento y Reparto (TARs), aprovechando su infraestructura existente.
Apostar por el etanol al E10 no significa retroceder en la transición energética, sino avanzar con paso firme hacia una movilidad más limpia y sostenible. Es tiempo de que México dé el siguiente paso y convierta su potencial en acción.





