El nuevo régimen fiscal denominado Derecho Petrolero para el Bienestar (DPB) no implica una mejora en la rentabilidad de Petróleos Mexicanos (PEMEX), ya que no permite ciertas deducciones que reducen el atractivo para invertir en nuevos proyectos, detalla un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
En un escenario hipotético donde el nuevo DPB hubiera estado vigente en 2024, PEMEX habría pagado aproximadamente 225.4 mil millones de pesos. Esta cifra es 10.6% menor a los 252 mil millones de pesos causados ese año bajo el esquema fiscal anterior.
“No obstante, aunque este cambio pretende mejorar la situación financiera y operativa de PEMEX, un menor pago de derechos e impuestos no garantiza una mejora en la rentabilidad y operación de la petrolera”, indica el organismo.
“Sin controles e incentivos adecuados, los recursos liberados podrían destinarse a actividades poco rentables, como el negocio de refinación, en lugar de fortalecer áreas estratégicas como la exploración y extracción de hidrocarburos”, abunda.
La evidencia más reciente lo confirma: en 2024, incluso con una menor carga fiscal, PEMEX registró su segunda mayor pérdida en al menos 14 años por 620.6 mil millones de pesos, explica.
Además, a diferencia del DUC, que permitía la deducción de las inversiones y costos asociados a las actividades de exploración y extracción, bajo este nuevo esquema no se permiten deducciones de costos por parte de la empresa.
“Este cambio no solo incrementa el pago de derechos en comparación con un escenario en el que se permitieran cierto tipo de deducciones, sino que la eliminación de deducciones en el pago del DPB modifica los incentivos de la empresa petrolera”, detalla el IMCO.
En particular, reduce el atractivo para la inversión en nuevos proyectos de exploración y extracción en comparación con la explotación de campos desarrollados, maduros o con menor riesgo financiero.
“Esto podría generar una menor incorporación de reservas y afectar la sostenibilidad de la producción en el largo plazo. Ante esta situación, es fundamental que Pemex optimice el uso de sus recursos mediante cambios estructurales en su gestión”, menciona el organismo.
Esto permitiría reducir su dependencia del apoyo presupuestario del Gobierno, evitando que se comprometan recursos públicos que podrían destinarse a infraestructura, salud, seguridad, educación y otros sectores clave para el desarrollo y la competitividad del país, añade el IMCO.
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