
México prevé un repunte sostenido en la demanda eléctrica durante los próximos quince años y, para enfrentarlo, el sector necesita un rediseño profundo en reglas, infraestructura y planeación, señala un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
El documento El sector eléctrico ante el nuevo panorama regulatorio 2025–2039, advierte que la capacidad instalada deberá ampliarse de manera acelerada para cubrir un crecimiento del consumo que oscilará entre 2.3 y 2.8% anual, lo que obligará a replantear inversiones, tecnologías y esquemas de integración al sistema.
El análisis proyecta que la demanda bruta nacional podría alcanzar los 359 mil 807 GWh en 2039, empujada por la expansión industrial, la digitalización de procesos y la electrificación del transporte. Para sostener ese ritmo, el país requerirá infraestructura adicional en generación y transmisión, así como mecanismos regulatorios que den certidumbre a los nuevos proyectos.
El documento señala que la capacidad efectiva actual asciende a 55 mil 528 MW, pero hacia 2039 sería necesario llegar a más de 83 mil 643 MW, lo que implica incorporar alrededor de 28 mil MW adicionales. De esta expansión, la mayor parte corresponderá a tecnologías limpias, que ya representan más del cincuenta por ciento de la capacidad instalada y seguirán creciendo conforme avancen los compromisos de transición energética.
El estudio identifica que la red nacional también deberá modernizarse. Para mantener la estabilidad del sistema se requerirán al menos 17 mil MW en nuevas centrales de ciclos combinados y 10 mil 995 MW en fuentes renovables distribuidas. La transmisión es otro punto crítico. Se estima que las líneas actuales no podrán absorber el incremento proyectado sin nuevas obras estratégicas, sobre todo en zonas de alto crecimiento industrial.
En paralelo, el nuevo marco regulatorio plantea ajustes en los mecanismos de planificación y operación del mercado. La modernización considera cambios en los criterios de despacho, reglas de competencia, condiciones para la interconexión y nuevos instrumentos para garantizar la confiabilidad. También prevé reforzar la supervisión técnica y financiera de los proyectos de generación para evitar retrasos y sobrecostos.
El texto subraya que, si no se realizan estas inversiones y ajustes regulatorios, el país enfrentará riesgos de saturación, mayores costos operativos y limitaciones para abastecer a sectores que ya muestran incrementos acelerados en consumo, como manufactura avanzada, centros de datos y clústeres logísticos.
El documento concluye que la próxima década será decisiva para evitar rezagos estructurales. El ritmo de demanda, que en algunos escenarios podría superar el 2.8%, exigirá al Estado y al sector privado una coordinación más estrecha para garantizar que México cuente con la capacidad eléctrica necesaria para sostener crecimiento, electrificación y competitividad industrial.
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