“El seguir el camino de los combustibles fósiles implica riesgos para nuestro país y la pérdida oportunidades económicas, ya que persistir en este modelo no sólo plantea riesgos financieros y de obsolescencia para México, sino que también puede cerrar oportunidades de mercado y empleo en industrias emergentes y más limpias”, comentó.
El índice de independencia energética que mide a producción total de energía y su consumo, se ubicó en el 0.68 en 2021, pese a que se destinan recursos públicos para la producción y extracción de petróleo, México pierde dinero y mantiene su dependencia del exterior para el abastecimiento del consumo nacional.
Los datos refieren que, en 2022 México exportó más de 637 millones de barriles de crudo, mientras que importó más de 1.8 millones de barriles de productos refinados de Estados Unidos, lo cual representa el 72 por ciento del consumo interno de gasolina, diésel, gas natural y combustible para aviones.
“Importamos de Estados Unidos más de la mitad del consumo nacional de este combustible, que además es la fuente de más de dos terceras partes de la generación de electricidad”, añadió la especialista.
En tanto, señaló que la solución a la ‘doble dependencia’ es la inversión acelerada en materia de electromovilidad, energías renovables, líneas de transmisión, distribución y sistemas de almacenamiento.
Por lo que, a nombre de la Alianza por la una Transición Energética Justa, hizo un llamado a los candidatos a la presidencia de la República para que establezcan objetivos claros y plazos definidos para impulsar la transformación y el desarrollo del sistema energético nacional, que aseguren la disponibilidad de recursos para el crecimiento económico.
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