La crisis climática está modificando el modelo de negocios de la industria petrolera. Hoy, que el planeta tiene un calentamiento superior al 1.1 °C, la presión para las empresas del petróleo y el gas se incrementa día con día. Históricamente los “gigantes detrás de la crisis climática” han representado una importante fuente de emisiones contaminantes a nivel global.
Este sector contribuye con el cambio climático a través de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4), las cuales se generan durante la exploración, producción, procesamiento, transporte y consumo de los combustibles fósiles.
Paralelo a dichas emisiones, las operaciones de las empresas del también conocido sector de Oil & Gas tienen impactos indirectos en el medioambiente. La extracción de hidrocarburos, por ejemplo, puede provocar derrames de petróleo y desastres de esa índole.
Si bien la crisis climática es un problema que requiere de la participación de todos, el compromiso de la industria petrolera debe estar en el centro de la acción climática.
La ciencia es clara al respecto: debemos eliminar gradualmente los combustibles fósiles en un plazo compatible con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5 °C, y para lograrlo, el compromiso más grande tiene que venir de las empresas de este ramo energético.
A pesar de que la industria contribuye con un alto porcentaje de las emisiones contaminantes a nivel global, los gigantes detrás de la crisis climática sólo representan el uno por ciento de la inversión en energía limpia a nivel mundial. Lo más alarmante de esto es que únicamente el 60 por ciento de esa cifra proviene de cuatro empresas petroleras.
En este aciago contexto, en marzo Petróleos Mexicanos (PEMEX) dio a conocer su Plan de Sostenibilidad. El documento establece como uno de sus pilares el que identifica con el nombre de “Emisiones GEI y transición energética”. Este pilar, al que se suman cuatro más (seguridad operativa, social, responsabilidad corporativa y medioambiente), se enfoca en la reducción de emisiones GEI y las oportunidades de negocio de bajo carbono.
La premisa
Con respecto a la reducción de emisiones GEI, PEMEX esboza para 2024 alcanzar un nivel mínimo de aprovechamiento de gas en sus actividades de exploración y producción de 98 por ciento. Como meta al 2030, proyecta alcanzar una reducción de 30 por ciento de emisiones de metano y eliminar por completo la quema rutinaria de gas en exploración y producción. Para 2050, la empresa productiva del Estado plantea la posibilidad de recortar las emisiones GEI hasta dejarlas lo más cerca de las cero emisiones.
Por lo que tiene que ver con las oportunidades de negocio de bajo carbono, PEMEX proyecta acciones en un horizonte de corto (2025-2029), mediano (2030-2035) y largo plazo (2035 en adelante) vinculadas con soluciones basadas en la naturaleza, captura y almacenamiento de carbono, hidrógeno y energías limpias.
De acuerdo con la empresa, la instrumentación de estas acciones se traduciría, entre otras cosas, en el desarrollo de un marco regulatorio en materia de negocio de bajo carbono; la compra de créditos de compensación de emisiones propias; la importación de hidrógeno verde desde Texas a Nuevo León, en la formación de asociaciones con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para producir hidrógeno verde y en la expansión de la cogeneración.
Cuando PEMEX presentó su Plan de Sostenibilidad ante inversionistas, reconoció que no tiene un plan concreto para financiar las acciones relacionadas con su compromiso de acción climática. A este negrito en el arroz se suma otro: el Plan de Sostenibilidad no menciona la forma y las acciones en las que pretende alcanzar las metas propuestas.
A manera de conclusión se puede decir que, tras la COP28 de Dubái, la industria petrolera empieza a sacudirse la ‘modorra’. El compromiso anunciado por varias de las grandes empresas con relación a la reducción de emisiones contaminantes es un paso en la dirección correcta. Lo mismo se puede decir del Plan de Sostenibilidad que presentó la petrolera nacional. No obstante, en función de la dimensión de la crisis climática y de la huella ambiental que las actividades del gigante mexicano tienen en nuestro país, lo prometido hasta ahora se queda claramente corto.
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Es Abogado Consultor del Sector Energía, con estudios en Administración Pública. Con 15 años
de experiencia dentro del sector, colaboró en la Dirección Jurídica de Pemex por más de 10 años,
y como consultor ha colaborado en algunos proyectos como seguridad en ductos.