Nos encontramos en un momento clave de la historia de la humanidad, justo en el que el crecimiento de la población y el aumento en el consumo de recursos ha generado una triple crisis planetaria, en la cual nos enfrentamos el calentamiento global, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Estos desafíos ambientales, aunados a los conflictos sociales y la desigualdad entre regiones, países y al interior de éstos, nos llevan a la necesidad de modificar nuestra visión y la forma en que nos relacionamos con la naturaleza.
¿Qué es la economía circular?
Uno de los elementos que se han propuesto como parte de la solución a la problemática actual es la transición de un modelo lineal de producción y consumo hacia una economía circular. En el modelo lineal, los recursos renovables y no renovables se extraen continuamente del planeta, a un ritmo superior a la velocidad en que el planeta los regenera, conduciendo a un agotamiento. Con esos recursos se generan productos que se comercializan, son usados y que en muchos casos son desechados al finalizar su vida útil.
Si bien nuestro planeta tiene cierta capacidad para recibir residuos, descargas y emisiones, transformarlos y reintegrarlos a los ciclos naturales, el aumento en la producción de estos contaminantes y la complejidad de los compuestos y materiales nos han llevado a sobrepasar la capacidad de la Tierra para procesarlos. No tenemos, hasta este momento, otro sitio de dónde extraer recursos naturales, ni otro lugar en donde verter nuestros residuos, emisiones y descargas de aguas residuales, por lo que la situación se vuelve insostenible.
La economía circular es una alternativa sostenible para el aprovechamiento máximo de los recursos naturales al proponer que los materiales y productos se mantengan dentro de los ciclos de producción y consumo, disminuyendo con eso la necesidad de extracción continua de recursos al tiempo que se reduzca la generación de residuos.
Ésta se fundamenta en tres principios básicos: la eliminación de los residuos y contaminantes, la circularidad en el uso de materiales y productos y la regeneración del medio natural.
Este modelo nos plantea diferentes estrategias de circularidad en las que deben priorizarse las que promueven directamente la prevención en la generación de residuos. Éstas incluyen el fomento de la reutilización, la reparabilidad de los productos y su remanufactura; cuando estas alternativas se han agotado, debe optarse por el reciclaje, como una forma de recuperar los materiales presentes en los productos desechados. El rediseño de productos, procesos y sistemas es clave para transitar de aplicaciones desechables a reutilizables, así como para favorecer la reciclabilidad.
¿Cómo se relaciona la energía con la economía circular?
Existe una relación bidireccional entre el consumo de energía y la economía circular. El uso de energías renovables está implícito en la idea general de circularidad, dado que las fuentes tradicionales de energía, basadas en combustibles fósiles, son finitas y por lo tanto susceptibles de agotarse. La economía circular implica la eliminación de los residuos y la contaminación, por lo que incluye también la disminución de las emisiones a lo largo de toda la cadena de valor.
Por otro lado, la transición hacia energías limpias requiere de la aplicación de los principios de la economía circular para garantizar los suministros de elementos químicos, como metales y tierras raras, básicos para la tecnología que requieren las fuentes alternativas y tradicionales de energía. La circularidad permitiría disminuir la dependencia de la actividad minera, facilitando la viabilidad en el largo plazo. Adicionalmente, es indispensable incorporar los principios de la economía circular al diseño y manejo de la infraestructura empleada en los sectores de energías convencionales y renovables, lo que implica una reconcepción de la forma de generación, transporte, almacenamiento y consumo. En especial, se requiere de generar soluciones que alarguen la vida útil y brinden alternativas de circularidad para la infraestructura (baterías, paneles, turbinas) al final de su vida útil.
Es indispensable, por lo tanto, que afrontemos los desafíos ambientales de forma integral, atendiendo de manera simultánea la necesidad de disminuir nuestro consumo de recursos, generación de residuos y de emisiones de gases de efecto invernadero. Para ello, la economía circular constituye una herramienta fundamental, que debe orientarnos en la toma de decisiones.
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Es profesora-investigadora en la Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco. Desarrolla
investigación relacionada con residuos plásticos, micro plásticos y otras corrientes de
residuos de manejo especial.