En el mundo existen cerca de 750 millones de personas que carecen de acceso a la electricidad y más de 2 mil millones que no pueden costear tecnologías y combustibles limpios para cocinar, señaló la Agencia Internacional de Energía.
“Observamos un sistema energético caracterizado por múltiples desigualdades, en el que la energía asequible está a menudo fuera de nuestro alcance”, señala el organismo en un análisis.
También existen grandes disparidades en el uso de la energía y en la capacidad de pago de los distintos grupos de renta dentro de las sociedades.
En las economías avanzadas, el 10 por ciento de los hogares más pobres gasta cerca de una cuarta parte de su renta disponible en energía residencial y combustibles para el transporte, aunque consumen aproximadamente la mitad de estos combustibles que el 10 por ciento más rico (que gasta el 5 por ciento de su renta en energía).
“Las disparidades son aún mayores en las economías en desarrollo: el grupo más pobre consume una cuarta parte que el más rico y a menudo carece de servicios energéticos modernos y fiables”, indicó.
Una cuestión clave para el éxito de las transiciones es cómo diseñar políticas que garanticen el acceso de los países, las comunidades y los hogares con menores ingresos a la economía de la energía limpia, explicó.
La reducción de los costos de las principales tecnologías limpias brinda una gran oportunidad de trazar un nuevo rumbo para el sector energético: las opciones limpias y eficientes son ahora a menudo las más asequibles, especialmente en términos de costes a lo largo de su vida útil.
Las reducciones de costes se han visto impulsadas principalmente por un círculo virtuoso de innovación, despliegue acelerado, economías de escala y apoyo político, con ejemplos que van más allá de la energía renovable hasta la iluminación LED en la India y los vehículos eléctricos en la República Popular China (en lo sucesivo, «China»).
En 2023, más del 95 por ciento de las nuevas instalaciones solares fotovoltaicas y de la nueva capacidad eólica terrestre tenían costos de generación inferiores a los de las nuevas centrales de carbón y gas natural.
“Cuando los coches eléctricos y los vehículos de dos y tres ruedas tienen costos iniciales más elevados, lo que no siempre es el caso, suelen suponer un ahorro sustancial debido a los menores gastos de funcionamiento”, sostuvo.
Los precios de los módulos solares fotovoltaicos son ahora excepcionalmente bajos, , lo que crea aperturas asequibles para todo, desde proyectos a gran escala hasta sistemas solares domésticos, cuyo valor se ve reforzado por baterías más baratas, añadió el organismo.
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