México se posiciona como el noveno país con mayor capacidad de absorción de carbono en el mundo, pero esta ventaja ambiental se encuentra amenazada por la deforestación, que en las últimas dos décadas ha reducido casi cinco millones de hectáreas de superficie forestal en el país, señala un análisis de BBVA.
Los sumideros de carbono son zonas, principalmente bosques, selvas y matorrales, que capturan dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, ayudando a mitigar el cambio climático. En el caso de México, estas áreas capturaron en 2022 un total de 208 millones de toneladas de CO2 equivalente (tCO2e), lo que representa el 26.8% de las emisiones brutas generadas por el país ese año.
De acuerdo con el estudio, los bosques son responsables del 42.8% de la captura de carbono forestal en México, seguidos por las selvas con el 39.5%. Los matorrales, típicos de zonas áridas y semiáridas, aportan un 11.3%, y la vegetación ribereña, como manglares y pantanos, contribuye con el 6.5%.
El reporte señala que la absorción de carbono no está distribuida de forma homogénea en el país. Diez estados concentran el 66% del total capturado, encabezados por Oaxaca, Chihuahua y Campeche. Estos territorios destacan tanto por su extensión como por la diversidad de sus ecosistemas.
En las entidades del norte, como Baja California, Coahuila y Sonora, los matorrales son los principales sumideros. En contraste, en el sureste, las selvas dominan la captura de carbono, alcanzando el 89.2% de los sumideros en Yucatán, el 84.1% en Quintana Roo y el 79.8% en Campeche.
El estudio también subraya el papel de las Áreas Naturales Protegidas (ANPs), que concentran el 16.7% de la captura total de carbono forestal del país. Entre las principales destacan la Cuenca Alimentadora del Distrito Nacional de Riego 043 en Nayarit, Calakmul en Campeche, Sian Ka’an en Quintana Roo y Montes Azules en Chiapas.
Estos espacios no solo contribuyen a absorber emisiones, sino que también son esenciales para la biodiversidad y la disponibilidad de agua, lo que los convierte en piezas clave para la adaptación al cambio climático.
El informe advierte sobre el problema estructural de la pérdida de cobertura forestal. Entre 2001 y 2023, México perdió 4.8 millones de hectáreas de bosques y selvas, el equivalente a dos veces la superficie de Tabasco. La ganadería de pastoreo fue la principal causa, seguida de la expansión agrícola y los asentamientos humanos.
Campeche, Oaxaca y Jalisco encabezan la lista de los estados con mayor deforestación, situación que pone en riesgo los sumideros de carbono y agrava la vulnerabilidad del país ante el cambio climático.
El gobierno federal tiene como meta aumentar la superficie bajo protección al 30% para 2030, frente al 12% actual. También presentó recientemente el Programa Nacional de Restauración Ambiental (PNRA), que busca recuperar 100 mil hectáreas de ecosistemas forestales.
Sin embargo, el estudio advierte que estos objetivos enfrentan desafíos presupuestarios y operativos. Además, recomienda ampliar el uso de herramientas tecnológicas para la vigilancia de los ecosistemas y promover esquemas económicos como los créditos de carbono y los pagos por servicios ambientales.
México es uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero de América Latina, ocupa el segundo lugar después de Brasil, pero también es uno de los países con mayor capacidad de mitigación vía sus ecosistemas.
La conservación y restauración de los sumideros de carbono es una prioridad estratégica, no solo para cumplir con compromisos internacionales, sino para garantizar la resiliencia energética y ambiental del país en las próximas décadas, añade el estudio.
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