Baja California, Sonora, Sinaloa y Chihuahua, son las entidades con la electricidad más barata del país, propicia para atraer inversiones por nearshoring, ya que el precio por megawatt-hora es de menos de mil 100 pesos, señala un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“El suministro de energía eléctrica confiable y asequible es una característica necesaria para que una región sea competitiva, capaz de atraer y retener empresas e inversión, es una garantia con la que deben contar las empresas”, detalla el organismo en el documento Nearshoring, prioridades para el desarrollo regional.
En contraste, Baja California Sur y Quintana Roo tienen los mayores costos en electricidad, ya que el precio marginal supera los dos mil pesos por megawatt-hora.
Por otro lado, al igual que la energía eléctrica, el agua es otro insumo fundamental para las actividades productivas.
La disponibilidad de recursos hídricos es un factor estratégico para el desarrollo económico de las regiones del país, por lo que la correcta gestión del agua es un factor determinante de la capacidad que tiene una región para garantizar un suministro de calidad, sostenible, ininterrumpido, que minimice pérdidas y pueda responder a los cambios de la oferta y demanda de agua.
En términos de disponibilidad de agua, el sur del país tiene la ventaja: Chiapas, Oaxaca y Tabasco cuentan con más de 10 mil metros cúbicos de agua renovable por habitante.
En Aguascalientes y Estado de México, la disponibilidad es menor a los 400 metros cúbicos, mientras que en CDMX hay solo 74 metros cúbicos de agua renovable per cápita.
Sin embargo, la disponibilidad de agua renovable, aquella que se puede usar sin alterar el ecosistema y se renueva por medio de la lluvia, no es suficiente para garantizar el acceso al agua como insumo básico, ya que no toda puede ser utilizada en estas entidades debido a problemas como la contaminación, afectaciones en la red de distribución, la falta de infraestructura hídrica y la falta de control sobre las concesiones (particularmente en el sector agrícola).
Incluso las entidades con mayor disponibilidad de agua enfrentan retos en materia hídrica, lo que hace necesaria una regulación eficiente, gestión e inversión en infraestructura para garantizar el acceso y saneamiento de agua para consumo personal, doméstico, agrícola e industrial, añade el IMCO.
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