Algo está pasando en PEMEX. En un comunicado interno que circula al interior de la petrolera, se informa que el Programa de Gasolinas Bienestar concluirá formalmente sus operaciones el próximo 15 de julio de 2025.
La nota, dirigida a áreas operativas de la empresa, solicita a los usuarios que realicen las cargas de combustible necesarias antes de esa fecha y anuncia un proceso de transición hacia un “nuevo servicio de suministro”. No se dan mayores detalles.
El comunicado señala que para cualquier duda o aclaración hay que comunicarse con María Fernanda González Santos, Subgerente de Servicios Generales.
A simple vista, podría parecer un ajuste logístico o un cambio administrativo, pero el contexto sugiere algo más profundo: señales tempranas de que el programa podría llegar a su fin definitivo. Y eso abre preguntas incómodas.
El Programa Gasolinas Bienestar no solo abastecía combustible en zonas marginadas del país, como se presentó en el discurso oficial, sino que también fungía como un mecanismo para enviar cargamentos de crudo, diésel y gasolina a Cuba bajo un esquema que pocas veces fue transparentado a la opinión pública.
Durante meses, los reportes de envío de combustibles al gobierno cubano se conocieron por filtraciones o monitoreos de embarcaciones, pero PEMEX nunca se pronunció oficialmente esos despachos como parte de una política energética o comercial.
La posible desaparición del programa ocurre en un momento en que México enfrenta un entorno económico y fiscal cada vez más apretado. PEMEX, con una deuda que ronda los 106 mil millones de dólares y una presión creciente en refinación, ya no tiene el margen de maniobra que tenía hace unos años para sostener operaciones no rentables o de corte político.
Detrás de este anuncio discreto puede estar el principio del fin de un capítulo de diplomacia energética basado en la solidaridad con La Habana, pero también en la opacidad. ¿Se trataba de ayuda humanitaria, de un acuerdo político, o de un mecanismo de compensación ideológica entre gobiernos afines? Nadie lo ha aclarado.
La pregunta ahora es: ¿qué pasará si se confirma el cierre total del Programa Gasolinas Bienestar?
¿México pondrá fin a los envíos de crudo y combustible a Cuba? ¿Se reconfigurará el esquema con otro nombre o pasará a operar por otras vías más discretas? ¿O este anuncio es apenas un reacomodo administrativo para continuar haciendo lo mismo, pero bajo una nueva fachada?
Lo cierto es que la política energética y la geopolítica rara vez son transparentes en un país donde PEMEX sigue siendo una herramienta del Estado y no solo una empresa productiva. El tiempo dará la respuesta. Por ahora, el comunicado interno deja más dudas que certezas.
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