El viento de la mañana le castigaba las piernas, el reloj marcaba el kilómetro 8, y un calambre después de una caída lo dejó detenido, casi derrotado. David Alejandro González García miró al suelo, sintió el castigo fuerte en la pantorrilla y las ganas de abandonar una de las competencias más importantes de su vida. Sin embargo, siguió, respiró y decidió volver a correr. A los tres kilómetros de ese límite, cruzó la meta.
“La vida te da coscorrones y muchas sorpresas, y tú tienes que decidir si continuar o cambiar”, reflexiona el actual director general de Oxxo Gas.
En entrevista con Energy21, menciona que en aquella carrera en Panamá aprendió que rendirse es permitir que lo inesperado decida por uno.
La anécdota, grabada en la memoria David Alejandro no es mera épica deportiva, pues también es el espejo de su filosofía de vida, un adelanto de la forma, y la pasión con que ejerce el liderazgo en una empresa que ya supera las 550 gasolineras, que abastece a 11 millones de consumidores cada mes, y que es una gran fuente de empleo.
“Tenemos 6 mil 200 familias directas dentro de nuestros colaboradores y más de 80 mil indirectas, es una gran responsabilidad”, destaca.
Ingeniero apasionado por los negocios

Nacido en Torreón, habla con la sinceridad de quien lleva el norte en la voz. Trazó su formación entre los cálculos de la carrera de Ingeniería Industrial, pero la curiosidad por los negocios fue su pasión, y lo llevó a estudiar la maestría en Administración de Negocios, dentro de la prestigiada EGADE Business School.
Hijo de un maestro que enseñó más de cincuenta años y de una madre que le dio el hábito de la empatía, David Alejandro reconoce que ese cruce de rigor y cuidado, fue la brújula que lo trajo hasta aquí.
Su trayectoria no es la de un excéntrico del poder, sino la de alguien que se ha formado en terrenos distintos: Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma que después fue comprada por Heineken, Coca-Cola FEMSA, períodos de trabajo en Centroamérica, como Costa Rica y Panamá, donde aprendió, aparte de la gestión, la humildad del trato con la gente y el gusto por el terreno.
En cada puesto, evoca, fue armando una misión que hoy conduce como una sentencia personal: “inspirar y transformar personas y organizaciones”.
Deporte como filosofía
Hay algo casi sacramental en su relación con el deporte. David ha corrido siete maratones y abrazó al triatlón como quien encuentra un monasterio donde entrenar la voluntad en una disciplina que exige nadar, pedalear, y correr.
El deporte le ha enseñado lo que el trabajo de oficina no siempre enseña: la génesis de la constancia, la honestidad con el propio cansancio, y la manera de leer el “muro” de los 32 kilómetros como una metáfora de decisiones que se toman en soledad.
Entrena todas las mañanas, y confiesa que el ejercicio es la válvula del estrés. Cuando el cuello le duele, sale a correr.
Pero en los últimos meses la rutina tomó otra forma nueva en su vida: la paternidad. Su hija Aitana, de apenas tres meses, reordenó sus madrugadas y sus prioridades y le puso un nuevo pulso al ritmo del que se reconoce, orgulloso y sorprendido, como un aprendiz continuo de la vida.
La misión de un CEO

Para el director general de Oxxo Gas, un CEO no es un monarca en avión privado; es sobre todo, el principal “modelador” de la compañía.
En Oxxo Gas la prioridad no es sólo vender litros, y su primer Informe de Sustentabilidad es prueba de ello, con un impulso a la energía renovable, horas de capacitación, programas sociales, más de 190 mil horas de entrenamiento en la operación y programas que han beneficiado a casi 100 mil personas a través de iniciativas como “Litros con Causa”. Iniciativas que demuestran que el esfuerzo colectivo siempre es la mejor fortaleza.
También hay en David una certeza práctica, pues considera que el liderazgo se suda en equipo. No toma decisiones solo, rodea su mesa de gente capaz, dispuesta a cuestionarlo.
Ese esquema organizacional es, dice, la forma más eficaz de mitigar la soledad que trae la responsabilidad. Y cuando la tensión se vuelve insoportable, hay dos estrategias que nunca fallan: confiar en su equipo y salir a entrenar.
Ese ritual íntimo articula su gestión con la vida personal, mantiene el equilibrio entre la exigencia del negocio y el cuidado propio.
El futuro de Oxxo Gas

Para David Alejandro Oxxo Gas no concibe su destino sólo como negocio de combustibles, sino como un proveedor de energía.
Exploraciones sobre electro-movilidad, ampliación de estaciones, metas de reciclaje y ahorro hídrico, configuran una hoja de ruta que él avizora con prudencia y ambición.
“Oxxo Gas será un negocio de energía”, adelanta.
Al preguntarle qué es lo que sigue para alguien que ha logrado muchos éxitos en la vida, David reflexiona con una metáfora: “No estoy en el kilómetro 42; me siento todavía en el 8”.
Para él la cima del éxito es sólo un tramo transitorio. Le interesa el proceso, levantar equipos, hacer mejor a quien trabaja con él, y seguir redibujando sueños.
La medalla que guarda de aquella carrera en Panamá es la que más quiere, no por el tiempo, sino por la historia que trae pegada: la de un tipo que pudo abandonar la competencia, pero eligió continuar.
Esa elección, concluye, es la misma que un director general enfrenta cada día: seguir cuando la pierna se traba, o cambiar el rumbo.
Él optó por seguir, y en la estela de esa decisión, sus estaciones, sus colaboradores y sus clientes encuentran la forma de una promesa cumplida, la de que la empresa no se mide sólo en litros, sino en la medida en que transforma vidas.
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