Recientemente, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y la secretaria de Energía, Luz Elena González Escobar, expusieron que el Plan México contempla diversas estrategias para fortalecer la autosuficiencia energética del país. Entre ellas figura el autoconsumo aislado, antes abasto aislado, que permite generar energía en sitios específicos sin depender de estar conectado a la red del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).
No podríamos estar más de acuerdo con lo anterior. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), la demanda mundial de electricidad creció a una tasa de 4% en 2024, y se espera que sea similar en este 2025, un año donde las energías renovables en todo el mundo alcanzarán casi 35% de participación en la matriz energética, por encima del carbón por primera vez en la historia.
Aunque la economía mundial entre en recesión por la incertidumbre desatada por la aplicación de aranceles por parte de Estados Unidos, otros fenómenos estructurales están empujando la demanda, como el cambio climático o el auge de innovaciones tecnológicas que requieren de mayor electricidad, como los vehículos eléctricos o la propia inteligencia artificial.
En México, a los efectos del cambio climático o la transformación digital, se suma el fenómeno de relocalización de cadenas de suministro, el cual ha motivado el crecimiento de naves y parques industriales que demandan energías limpias.
La innegable necesidad de tener una mayor generación y autosuficiencia eléctrica se ha acompañado de decisiones de política pública, como la de acelerar las inversiones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), para añadir 3 mil 585 MW en 2025, de los cuales 25% serán de energías renovables, como informó la presidenta Sheinbaum al presentar el Plan México.
En el mismo sentido, otra decisión relevante de política pública es el incremento de las capacidades de los proyectos de generación, al llevar a 0.7 MW la generación distribuida y a 20 MW el autoconsumo, lo que constituye un incentivo a los proyectos de inversión privada en infraestructura energética fotovoltaica y eólica, con sus consecuentes beneficios derivados, como son mayor autonomía energética, contribución a la descarbonización e impulso a las economías locales.
Una decisión estratégica
La Ley del Sector Eléctrico precisa que para que un sistema pueda considerarse autoconsumo aislado debe destinar el total de su producción para el consumo en sitio.
El autoconsumo aislado constituye también una solución estratégica para disponer de energía cuando la capacidad en subestaciones cercanas ya está saturada, así como para optimizar costos operativos o mejorar metas ambientales.
Mediante la modalidad del autoconsumo aislado, el sector privado puede canalizar inversiones que contribuyan a cumplir las metas que México se ha establecido en materia de generación a partir de energías limpias y renovables hacia 2030.
De este modo, el autoconsumo aislado no solo representa una oportunidad para mitigar la saturación en la infraestructura energética, sino también un camino hacia un futuro más sustentable, en el que las metas de energía limpia de México se conviertan en realidad, beneficiando al medio ambiente y fortaleciendo la economía del país.