El actual secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O, anunció que permanecerá en el cargo durante el próximo gobierno y ofreció una relación de “colaboración” con Pemex.
“Estrechar la colaboración con Pemex, aprovechando el apoyo en el Congreso para optimizar el buen uso de los recursos públicos”, dijo el funcionario en una escueta llamada de tres minutos con representantes de los mercados financieros.
Desde ayer el peso tuvo una depreciación y la Bolsa Mexicana de Valores registró una caída de 4 por ciento, ante la percepción de riesgo en los mercados por la elección presidencial y porque Morena tendrá una mayoría en el Congreso que le permite realizar cambios legales, entre ellos la desaparición de los órganos autónomos, entre otros.
Ramírez de la O ofreció esta mañana una llamada telefónica a representantes de los mercados para intentar enviar una señal de calma.
El funcionario prometió la reducción del endeudamiento generado cada año de cara a 2025, hasta niveles compatibles con un rango de deuda/PIB sostenible en el mediano plazo, en torno a 3 por ciento del PIB.
También ofreció actualizar toda comunicación con inversionistas y agencias calificadoras para confirmar las prioridades del próximo gobierno: estabilidad macroeconómica, prudencia fiscal y la viabilidad de nuestros objetivos fiscales.
“Confirmar a los organismos internacionales e inversionistas privados que nuestro proyecto se basa en la disciplina financiera, acatando la autonomía del Banco de México, el apego al estado de derecho y facilitando la inversión privada nacional y extranjera”, indicó.
“Habla de mediano plazo. ¿Será que están pensando bajar el déficit de manera paulatina y no en 2025? Esto puede llevar a recortes en la calificación crediticia”, opinó Gabriela Siller, directora de análisis de Grupo Financiero Base.
Esto implica que no podrán cumplir con lo proyectado en los Pre Criterios del 2025, abundó.
“Por una parte está bien pues reducir el déficit casi a la mitad hubiera implicado una recesión en México. Por otro lado, esto implica que el déficit tardará en bajar y las agencias calificadoras podrían castigar con un recorte en la calificación crediticia de la deuda soberana o con un cambio en la perspectiva de estable a negativa”, destacó la experta.
Esto también implica un alto costo de financiamiento del gobierno de México por más tiempo, pues a mayor deuda, mayor riesgo y con esto, mayor rendimiento requerido por los inversionistas, añadió.
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