En una evaluación contundente sobre el impacto del pasado sexenio en el sector energético, Gonzalo Monroy, director de GMEC, señaló que México ha perdido más de 77 mil millones de dólares al cierre de septiembre de 2024.
“Esta pérdida equivale prácticamente a un año de las pensiones del presupuesto de egresos de la federación”, enfatizó Monroy, subrayando que Petróleos Mexicanos (PEMEX) acumuló estas pérdidas en cinco años y tres trimestres.
En su conferencia magistral, impartida en la inauguración del VI Foro de Energía de la Universidad Anáhuac, el especialista con más de 20 años de trayectoria en el sector, explicó que, aunque se enfatizó la “soberanía energética” y el “fortalecimiento de las empresas del Estado”, estas políticas fueron dictadas desde el discurso público en lugar de una planificación estructurada.
Según Monroy, los directores generales de las empresas energéticas, a menudo, se enteraban de sus metas al escuchar las conferencias mañaneras, tal como lo hacía el público en general.
Esta falta de coordinación y dirección estratégica derivó en una parálisis en todas las áreas de la industria: hidrocarburos, renovables, electricidad y generación distribuida.
Al abordar la crisis de PEMEX, Monroy comparó la producción actual con el pasado.
Apuntó que en 1921, México producía alrededor de 500 mil barriles diarios, mientras que el mega campo Cantarell, en su mejor momento, generaba 60 mil barriles diarios por pozo; hoy en día, un pozo de PEMEX produce en promedio solo 900 barriles diarios.
Monroy advirtió sobre la posibilidad de que México se vea obligado a reducir la carga de petróleo enviada a sus refinerías nacionales o, de lo contrario, a importar crudo, contradiciendo el ideal de autosuficiencia. Destacó que la Refinería de Dos Bocas, una vez en pleno funcionamiento, podría aumentar las emisiones de CO2 del país en un 10% y duplicar las de dióxido de azufre, un precursor de enfermedades respiratorias graves.
“A menos que hubiese una baja de producción, cerrar pozos, no hay una forma realista de poder bajar las emisiones de petróleo mexicano”, sostuvo.
Ante la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México y la presentación de la estrategia nacional de energía, Gonzálo destacó la ampliación del umbral permitido en la generación distribuida a 0.7 MW, lo cual beneficiará a quienes tienen consumos altos de electricidad. Sin embargo, señaló que, pese al impulso de la energía solar, este esquema no es adecuado para todos debido a las limitaciones en los subsidios y la capacidad de inversión inicial.
Ante la comunidad Anáhuac, Monroy fue crítico con el retorno a esquemas de productores independientes de energía, señalando que se ha propuesto un modelo en el que la CFE compra energía a pequeñas plantas operadas en sociedad, conservando la mayoría accionaria.
“Se ha hablado de empresas mixtas, donde CFE retiene el 54% de participación. Pero hay poca claridad sobre la financiación y los contratos de riesgo asociados a estos proyectos”, expresó.
Finalmente, destacó que para enfrentar el cambio climático y fortalecer el sistema energético, México requiere una inversión del 10-11% del PIB, una suma inalcanzable sin el apoyo de la inversión privada.
Monroy enfatizó que la transición energética es un proceso irreversible, instando a fomentar la colaboración entre los sectores público y privado para lograr una infraestructura sostenible y adaptada a los desafíos ambientales y económicos del país.
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