Greenpeace acusó a las autoridades de minimizar el impacto ambiental tras el derrame de crudo en el Golfo de México, pues este desastre ecológico es notorio y tiene afectaciones en los ecosistemas marinos y en las comunidades que habitan en la zona.
Señaló que la postura de Pemex respecto al tema ha sido imprecisa y contradictoria, pues no ha aclarado el derrame de 200 kilómetros de crudo pesado, aproximadamente, a principios de junio en la plataforma Balam Tango Bravo.
El 18 de julio, la petrolera nacional informó que la fuga estaba reparada en su totalidad, sin embargo, en las imágenes de ese mismo día y del 19 de julio, se evidenciaron que aún estaba activa.
Posteriormente, el 26 de julio la petrolera nacional, informó que el derrame en Balam Tango Alpha inició el 3 de julio, por lo que se realizó el cierre de pozos 16 días después para reparar la fuga en su totalidad.
“Pemex describe la mancha como “iridiscencia”, con este término dan a entender que se trata meramente de un reflejo o fenómeno óptico, sin embargo, la iridiscencia es evidencia de contaminación por hidrocarburos, con sus consecuencias correspondientes, como indican diversos documentos científicos”, detalló en un comunicado.
Asimismo, cuestionó que la empresa productiva del Estado no presente datos concretos pues la organización presentó evidencia científica que coincide con los resultados publicados por el Instituto de Geografía de la UNAM en su comunicado del 22 de julio.
Finalmente, exigió a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) y a Pemex dar respuesta a los impactos ambientales que tienen los dos derrames de crudo, así como a presentar la evaluación y medidas de remediación a corto y mediano plazo.
“En tanto que no haya una mejor evidencia científica, consideramos irrefutable el área del vertido que alcanzó en su máximo punto 467 km2, queda pendiente conocer la magnitud de los impactos ambientales y sociales sobre esta área”, puntualizó.
Comenta y síguenos: @josemartin_mx @Energy21Mx