El presidente López Obrador ha repetido hasta el cansancio que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre, pero eso al subsecretario de Energía de la Sener, Sergio Omar Saldaña Zorrilla, le vale un cacahuate.
Y es que en su declaración patrimonial afirma que ganó más de 10 millones de pesos en el último año, gracias a que obtuvo 8 millones 500 mil pesos en ingresos por “asesorías”.
¿Pues a quién asesora Saldaña que le paga tan bien? ¿Puede un funcionario en
El asunto ya debería ser un escándalo en redes y objeto de investigación por el Órgano Interno de Control (OIC) de la Sener, porque a leguas apesta a algo turbio.
El subsecretario millonetas también sacó a relucir su código postal vulgar y misógino, al haber llamado “narcomarrana” en Twitter a la presidenta de la SCJN, Norma Piña, para luego tratar de disculparse de una forma absurda e infantil, diciendo que se refería a un “conocido”.
Aquellos que lo conocen, afirman que Saldaña es toda una fichita, un altanero, poco tolerante, ególatra y creído que se siente protegido por sus cuates y conectes en el gobierno, por eso no tiene reparo en quitarse el bozal en redes sociales, como aquella vez que dijo que el accidente de la Línea 12 del metro fue por un sabotaje.
Saldaña no tolera que lo contradigan y se pone bastante intenso, como sucedió durante una reunión con industriales de Tijuana en marzo de 2022.
Nos cuentan que un empresario le hizo comentarios contra la reforma eléctrica que en ese momento promovía el Gobierno federal, ante lo cual Sergio Saldaña se encolerizó y comenzó a refutar enérgicamente cada palabra sin dejarle terminar.
Tan intenso se puso que otro empresario tuvo que tomarle del brazo para pedirle que le dejara continuar, a lo que Sergio Saldaña gritó enloquecido: “¡No me toques! ¡Quita tus manos encima de mí!”, seguido de más gritos en tono imperativo.
Ahora entendemos por qué no hay buena relación entre el Gobierno y las empresas, ya que funcionarios como él están enfocados en defender la ideología de éste y jalar agua para su molino antes de que termine el sexenio.
Sin pelos en la lengua
Estos años en la dirección general de Pemex le han servido a Octavio Romero Oropeza para foguearse, quitarse el complejo de tímido y provinciano ingeniero agrónomo desconocedor de la industria petrolera y adquirir seguridad para hablar en público y ‘sin pelos en la lengua’.
Así lo dejó ver durante la inauguración del Congreso Mexicano del Petróleo celebrado en Campeche, donde sin ningún tapujo y muy envalentonado menospreció la producción de hidrocarburos por parte de empresas privadas que ganaron contratos en las rondas petroleras de EPN en el marco de la reforma energética, la cual llamó con todas sus letras ‘fracaso’.
Desafortunadamente…
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